MADRID, España.- Ignacio Padilla, uno de los escritores de imaginación más deslumbrante y prodigiosa, y con un buen listado de monstruos en su cabeza, murió a causa de un accidente de tráfico en 2016 y no pudo ver terminado su gran proyecto Micropedia que ahora se publica editado por uno de sus grandes amigos, Jorge Volpi.
Y es que a este proyecto le faltaba la cuarta entrega, el último volumen de cuentos que Padilla (Ciudad de México, 1968- Querétaro, México, 2016) dejó inédito bajo el título Lo volátil y las fauces.
Un libro que publica ahora Páginas de Espuma, editorial que también saca un estuche con los cuatro volúmenes que componen el gran proyecto creativo de Padilla formado por Las antípodas y el siglo, Los reflejos y la escarcha, El androide y las quimeras y Lo volátil y las fauces.
Un viaje por el universo extraño y fantástico de este fabulador de estirpe cervantina; narrador, ensayista y autor dramático, que ha sido traducido a más de 20 idiomas.
"Tras tantas conversaciones con Nacho a lo largo de más de tres décadas, siempre me quedó claro que su obra maestra era esta Micropedia y que él sabía lo que era. Siempre quiso que los cuatro libros se publicaran juntos, como un todo orgánico al que él le concedía especial importancia", explica Volpi en unas declaraciones recogidas por la editorial.
Volpi, amigo y compañero de Padilla de la generación del Crack, quienes apelaban a una literatura ambiciosa sin limitaciones geográficas, junto con Eloy Urroz, Miguel Ángel Palau y Ricardo Chávez, asegura que este proyecto de Padilla es "su obra maestra por su complejidad, su vasta arquitectura y ambición".
"Nacho escribió todos los géneros (menos poesía, al menos que yo sepa) pero él siempre se definió primero que nada como cuentista, como 'físico cuéntico', y la culminación de su arte está en los cuentos de esta Micropedia, añade Volpi.
Padilla publicó la primera parte de este último volumen de Lo volátil y los fauces y Volpi, que es albacea literaria del escritor, encontró los cuentos y el orden correcto para la segunda parte de este libro.
En Lo volátil y los fauces, Padilla hace un homenaje a Borges y vas más allá, con un lenguaje rico y barroco, lleno de prodigio, el autor construye un bestiario de un taxónomo lleno de dragones, tricéfalos, arañas, avispas, serpientes, pájaros monos o "aves que no consiguen remontar el silencio".
Como complemento al estuche que integran los cuatros libros de la Micropedia, se ha editado un librito homenaje a Padilla con artículos de amigos, escritores y lectores.
La escritora mexicana Rosa Beltrán, por ejemplo, dice: "Nacho insistía una y otra vez: "lo fantástico es por definición lo subversivo. Es revolucionario, porque nos obliga a entender y entendernos desde otra forma de pensamiento. No siempre y casi nunca, una que nos complazca".
Además, añade: "Los cuentos de Nacho (y sus novelas, aunque al final abjuró de ellas) hablan de que la realidad es de por sí perturbadora".
Para el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán, "Padilla sugiere que uno puede ser más humano a través de la máscara. La máscara no nos esconde sino más bien nos revela" y para el peruano Fernando Iwasaki, los cuentos de Nacho "no remiten a la realidad tangible, sino a sus ensayos. Diría que son sus ensayos los que iluminan mejor la lectura de sus cuentos".
Padilla, que con Amphitryon ganó en el año 2000 el Premio Primavera de Novela en España, termina su último libro Lo volátil y las fauces así: "Antes de desmayar alcancé a oír el sonido inconfundible de una piedra pequeña que rodaba a mi lado entre los muebles. No supe más: cerré los ojos y me dejé embarcar al Reino de las Sombras".
Unas palabras que casi premonitorias que ponen fin a su obra y a su vida.