#SOY | DJ Chrysler: Orgulloso e independiente

De los antros más under de México al Love Parade de Alemania, pasando por  Perú, Serbia, Montenegro o Japón, el artista nos habla de algunos de los momentos que atesora de su trayectoria en la que, acepta, ha abierto el camino para muchos de los que vinieron detrás

Alejandro Castro @djconchaytoro 

  · jueves 30 de marzo de 2023


¡Bienvenidos… daaarlings! Es la frase que se escucha en cuanto comienza uno de los DJ sets de Luis Carlos Gómez, alias DJ Chrysler. Un personaje surgido hace más de tres décadas del underground mexicano, y quien ha llegado a construir un currículum envidiable, en el que se incluye haber compartido escenarios con artistas como David Bowie, Erasure, Paul Van Dyk, Felix Da Housecat, Miss Kittin y Keoki, entre un largo etcétera.


Por si esto fuera poco, sus visión artística y sus habilidades en la mezcla de distintos estilos lo han llevado a presentarse en eventos como el Love Parade de Berlín -donde fue el único DJ latinoamericano en tocar en sus últimas ediciones, frente a una multitud de más de un millón de personas- además del Festival Mayday en Dortmund, y más recientemente el EDC México 2022, por mencionar sólo algunos.

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Así, desde Alemania hasta Perú, pasando por los lugares más recónditos de Serbia, Montenegro o Japón, y por supuesto, desde los clubes más underground a los más fresas de México, Chrysler se ha hecho de un nombre gracias a todas estas experiencias y habilidades que han sido plenamente valoradas no sólo entre la comunidad LGBT+ sino entre buena parte de los aficionados a la música electrónica, principalmente aquella con un matiz más alternativo.

“Ya cumplí 30 años en esto… Desde hace un par de años”, nos cuenta Luis Carlos, durante su visita a la Organización Editorial Mexicana.

“Yo tomo como referencia que empecé a principios de los años noventa, cuando empezó todo el numerito de las fiestas rave o quizá un poco antes, en otro tipo de fiestas no muy curriculares… La primera fiesta que hicimos, ya en forma, se llamó “Killer Party”, esto junto con Toby Temple, en el bar Catacumbas, en la calle Dolores, del Centro Histórico de la CDMX… Era un lugar bastante kitsch, donde los meseros andaban vestidos como de calaveras y las meseras de monjas”, recuerda.

Chrysler se refiere a un momento, a principios de la década de los noventa, cuando en esa zona de la capital mexicana se empezaban a realizar distintas fiestas alternativas, mucho antes de que esta zona se gentrificara y perdiera esa identidad alterna que músicos, artistas y DJ´s trataban de construir.

Una de las piezas clave en su trayectoria es "Soy Indigenista", que apareció en una recopilación oficial del Love Parade | Foto: Alejandro Aguilar | El Sol de México

Y de ahí, a tocar frente a un millón de personas


Unos años después de las fiestas underground en la Ciudad de México, Chrysler fue uno de los elegidos para presentarse en el mítico festival Loveparade, una celebración que durante varios años se llevó a cabo en Alemania, y en la cual se aglutinaban muchos contingentes, principalmente los relacionados con la cultura de la música electrónica.

Cuando le preguntamos si considera si de alguna manera abrió el camino para todos los DJs mexicanos que vinieron después, modestamente, como es su personalidad, comenta:

“No está bien que yo lo diga, pero no tengo conocimiento de que alguien lo haya hecho antes. Participé en tres ocasiones, primero en 2001, cuando hicimos un back to back con DJ Klang; posteriormente en 2003 estuve yo solo, y en 2006, que fue el último que se hizo en Berlín, fui parte de la imagen del festival, porque usaron una foto mía que salió en los anuncios espectaculares, junto con otros personajes como Felix Da Housecat”, comparte.

Sobre la forma en que Chrysler fue elegido para subirse a ese icónico escenario, destaca la ironía de que, aunque algunos mexicanos pudieron haberlo elegido, en realidad fue un alemán -socio de esos mexicanos- quien decidió que ese lugar tenía que ser ocupado por él.


En mi libro ya hablaré más de esto, porque es algo muy largo


Otro tema que sale a colación durante la charla, es hasta qué punto un artista debe tocar puertas o hacer llamadas para que lo incluyan en el cartel de un evento, algo a lo que él asegura que nunca ha tenido que recurrir.

“Ahora ya tienes que ser tu propio relacionista público, pero eso de estarte autopromocionando es algo que me cuesta trabajo”, asegura.

“Desde hace muchos años estoy tratando de recopilar ideas, porque mucha gente me ha dicho que lo haga, aunque me gustaría más que un editor me dijera que se anima a sacar algo así”, comparte.

“He estado recopilando, porque tengo mucha información y considero que me ha tocado vivir momentos históricos en todos los ámbitos en los que he estado… Ese es un proyecto a más largo plazo, pero sí lo quiero hacer”.

Los remixes


Como él mismo asegura, no ha publicado muchos remixes, pero los pocos que se han editado han sido muy significativos. Uno de ellos es el que realizó en 2004 para el track "The Cut", de Zombie Nation, el cual apareció en una recopilación de Dekathlon Records.

“Ese remix lo escogió el propio Zombie Nation y fue algo muy satisfactorio, porque mis producciones son más raquíticas, porque no soy músico, y que aun así superará a otras propuestas que también me gustan… ¡Imagínate nada más que de pronto llegue Zombie Nation a tu casa para darte los viniles que salieron en Berlín!

Otra de las piezas clave en su trayectoria es el corte "Soy Indigenista", que apareció en una recopilación oficial del Love Parade y en el álbum Klangschaltung - Tecnogeist 2001.

“Otro que también me gustó fue el “Cabaret mix”, que no es un remix, sino un DJ set que hice y que también fue algo importante y con el que tuve que librar varios obstáculos”.

Antes los clubes gay eran sitios muy locales, a los que incluso varios amigos straight iban por la pura música

Encuentros cercanos con David Bowie

Una de las mayores satisfacciones de DJ Chrysler es la de haber sido elegido por el propio David Bowie para abrir el concierto que este dio en El Foro Sol de la Ciudad de México, en 1997.

Durante esa visita del británico a México, Chrysler tuvo oportunidad de intercambiar algunas impresiones con él, aunque no fue su primer encuentro.

“Ya había tenido la oportunidad de coincidir con él en Nueva York, en el elevador de una galería. Yo vivía allá y fue una cosa fortuita, porque yo iba hasta con las bolsas del súper… De pronto vi que se bajó de un taxi y lo primero que pensé fue: Ahí va el típico que se viste de Bowie, pero era él, eso sí, muy casual, nada estrafalario… Entonces lo fui siguiendo y me subí con él en el elevador. Que por cierto, ahí había una exposición de Gabriel Orozco. Recuerdo que le comenté que no se trataba de un hijo de José Clemente Orozco, y me dijo que él lo sabía, que de hecho iba específicamente a ver esa muestra”.

Chrysler recuerda que al llegar a la galería, el británico comenzó a verse rodeado de algunos personajes esnob -varios de ellos de la escena artística mexicana- a los que no quería ver, por lo que prefirió dejar a Bowie seguir su camino.


Hablando de la escena artística de México, esta ha cambiado mucho desde que comenzaste. ¿Cómo la ves ahora?


Sí, ha crecido muchísimo y creo que para bien, porque antes era como un gueto, en aquellos días en que ibas a El Nueve u otros lugares del circuito de clubes y te arriesgabas a acabar en la cárcel, porque en esas épocas era una cosa increíble la represión. Eran sitios muy locales, a los que incluso varios amigos straight iban a los lugares gay por la pura música… Aunque ahora creo que ya ponen la misma música en todas partes, pero también he tocado en fiestas LGBT+ muy buenas, con una convocatoria y una curaduría increíbles, aunque también existen las propuestas más experimentales…. Eso es lo padre.

También ha compartido escenarios con artistas como Paul Van Dyk, Felix Da Housecat, Miss Kittin y Keoki, entre otros | Foto: Alejandro Aguilar | El Sol de México

Los pros y contras de la independencia


Chrysler asegura que trata de no tomarse muy en serio: “Este es un trabajo en el que le das alegría y felicidad a la gente, en el que surge incluso mucha euforia, así que es algo que no puedes hacer muy sobrio o de forma muy ortodoxa… Eso no va conmigo”.

Al mismo tiempo, se dice orgulloso de ser un artista independiente, con los pros y contras que eso conlleva:

“Aunque de repente, por esa misma independencia, pues te toca estar a la sombra a veces, pero lo bueno de estar en las sombras es que puedes salir a la luz”.

Otras facetas en las que Chrysler ha incursionado a lo largo de todos estos años son el performance y el arte. En este último renglón, comparte que está armando una instalación relacionada con la experiencia de la escucha musical:

“Es una instalación que está pensada para un museo. Es como una cabina con un sillón, para que te sientes a escuchar ciertos discos previamente seleccionados. Habrá guantes, para que puedas tomar los discos y que sea todo como un momento muy lounge… La idea es que la gente pueda tener la experiencia del vinilo, pero como debe ser y sin que tengan que desempolvar sus tornamesas… Algo muy al estilo del easy listening.


Del vinil al streaming


Como todo DJ de la vieja guardia, Chrysler se mantuvo durante mucho tiempo fiel al formato del disco de vinil y reacio a los formatos digitales, aunque en los últimos años es otra posibilidad que también valora y explota.

Como parte de esa apertura, ahora también realiza una transmisión en vivo mensual, en la que comparte lo que mejor sabe hacer: seleccionar la música bailable más destacable del momento y compartirla con sus seguidores:

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“Ahora tengo los Martes de Martini, que sólo los hago un martes al mes, no siempre es el mismo martes, porque depende de varios factores, además de que tiene su complejidad producir y postproducción, ya que después lo publico en mi página de YouTube”.

“Dentro de mis sets, trato de poner no sólo lo nuevo, sino también algunas cosas no tan experimentales y algunas contemporáneas, además de algunos tracks que la gente me pide”, puntualiza, mientras en otro momento de alguno de sus sets se le escucha diciendo, con voz sensual: Darlings… Nos vemos en los raves.