En los diez años de la puesta en escena de Carmina Burana Producción Monumental en el Auditorio Nacional, la soprano Filippa Giordanno debutó en la cantata frente a una audiencia expectante y con sala llena.
El espectáculo comenzó con la obra del compositor francés Maurice Ravel, Bolero con un solo del primer bailarín del Royal Ballet de Londres Valentino Zucchetti, quien jugó con la luz y las sombras de un gran sol rojo que lo iluminaba.
Posterior a ello, el Auditorio Nacional se convirtió en una iglesia gótica con estructura metálica y juegos de imágenes con pantallas detrás de un numeroso coro de EnHarmonia Vocalis y Schola Cantorum de México elevado que portaban cogullas grises, acompañado de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Fue con el estremecedor sonido de O Fortuna, la pieza más representativa de la obra de Carl Off, con la que el ambiente medieval se hizo presente, gracias a la conjunción de los 250 artistas en escena.
Gracias a la presencia de los bailarines de Danza Contemporánea de Cuba, quienes portaban un vestuario monocromático, se fueron entrelazando los poemas de los escritos goliardos, en los que se hace una sátira y crítica a la sociedad.
En contraste con los sencillos atuendos del cuerpo de la obra, la soprano Filippa Giordano, acompañada por un coro infantil, apareció en el escenario tres veces con un majestuoso vestido rojo con aplicaciones doradas y una gran corona de estrellas. In truitina y Dulcissime fueron algunas de las piezas que interpretó la cantante.
Entre los solistas, también estuvieron presentes el y el padre de la soprano Marcello Giordano, quienes interpretaron una pieza tomados de la mano, el contratenor de la Capilla Sixtina del Vaticano, Stefano Guadagnini, el barítono Gerardo Garciacano y Anabel de la Mora quien cautivo al público con la sutileza de sus voz y los altos tonos que alcanzó.
Carmina Burana Producción Monumental contó con dos presentaciones en el Auditorio Nacional.