Para los artesanos del calzado no existe competencia con el zapato chino debido a que cada par es único y exclusivo, la gente lo compra para crear tendencia porque se puede elegir el diseño, la piel, el color y el hilo, además, la horma está hecha lo más parecido a la planta del pie del comprador lo que hace que sea cómodo y hasta cierto punto saludable; dicen no necesitar una ley que impida a grandes marcas hacer uso de diseños como es el caso del de origen indígena porque están hecho al gusto del cliente.
“Nosotros somos maestros artesanos, aquí les cumplimos el gusto a las personas, le satisfacemos su ego y vanidad porque realizamos un calzado personalizado, aunque nuestro nicho está segmentado, con eso nos basta para trabajar y tener cierta regularidad en la operación, no tenemos la angustia de tener volúmenes de pedidos altos, hacemos desde diez o quince pares a la semana”, detalla el grupo de artesanos zapateros que laboran en Zona Centro de León, en Guanajuato.
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Gustavo López Murillo, Tomás Ontiveros y José Luis González, tras conocerse hace años iniciaron con un proyecto que derivó en “Atelier Amareto” en el que fabrican zapatos cómodos en estilos casual, elegante y a la medida.
Estos artistas de la marroquinería realizan sus creaciones en el patio de su local, ahí, en tres mesas se corta y se une la piel, se realiza el maquinado de corte, se monta, se ensuela, se hace el acabado y se empaca.
Hechos a mano
Durante el 2020, en México se produjeron 165 millones de pares de zapatos, 131 millones se fabricaron en Guanajuato según información de la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (Canaical).
En el territorio nacional hay ocho mil 996 unidades económicas dedicadas al sector zapatero, las cuales generan 176 mil empleos. En la entidad ,las cifras son de 4 mil 698 unidades económicas, las cuales dan 141 mil empleos.
Mientras que para los artesanos el zapato chino no afecta su producción, a las medianas y grandes empresas si les impacta ya que se manejan por volúmenes y no por calidad, además de que el precio es mínimo en comparación con uno local, sin embargo, los hechos a mano no manejan un concepto industrial sino que en ocasiones los clientes les llevan los modelos ya tomados de internet o vistos en alguna revista, su plus es que están hecho a la medida del cliente, ellos pueden elegir el tipo de piel pero son elaborados siguiendo las técnicas tradicionales.
“En el calzado, al menos en esta ciudad, la Ley de Protección de la Propiedad intelectual Colectiva y Derechos Culturales no aplica porque regularmente mandan a diseñadores a Europa para que traigan ideas de los modelos expuestos, ya estando en el país le hacen ciertos cambios y se registra la marca, pero básicamente no hay diseños exclusivos”, menciona Gustavo López quien resalta que en cambio llegan muchos extranjeros a esta ciudad para comprar zapatos porque todavía hay lugares donde están hechos a mano.
“Tengo clientes de todos los niveles económicos, ya que la mayoría de las personas siente cierta fascinación por los zapatos, hay personas que me abonan el zapato y hay clientes que tienen hasta colección hecha por nuestras manos y conocimientos”, explica.