MELBOURNE, Australia. (EFE).- El Melbourne Park reabre de llenosus veintiséis pistas para poner en escena desde el primer GrandSlam de la temporada, el Abierto de Australia, al que aspiranconquistar los principales tenistas del circuito, aunque pocasveces ha contemplado con tanta evidencia a un favorito, el vigentecampeón, Novak Djokovic.
El actual número uno del mundo, encuentra en el torneooceánico un evento adecuado a su antojo. Una pista dura, en la quese desenvuelve como nadie y una nutrida experiencia como ganador.Djokovic afronta la edición del 2016 con cinco trofeos en sumochila. Es el tenista en activo con más éxitos en Australia.
Djokovic, que echará a andar contra surcoreano Hyeon Chung, haempezado el año con la misma autoridad con la que cerró el 2015.Ganó el torneo de Doha después de arrasar a Rafael Nadal.
Por eso nadie pone en cuestión su condición de granfavorito.
Roger Federer, que disputará su 65 grande seguido, y AndyMurray están a la expectativa. Son siempre candidatos. TambiénStanislas Wawrinka, campeón en el 2014. Mientras Nadal irrumpe enel primer major del curso como una auténtica incógnita.
Djokovic es superior al resto. Cerró el 2015 con solo seispartidos perdidos y el triunfo en tres de los cuatro Grand Slam delcurso. Roland Garros es su asignatura aún pendiente. Es,precisamente, la conquista del Grand Slam -los cuatro grandes en unmismo año- el reto que afronta el jugador de Belgrado. Rod Laver,en 1969 fue el último en lograrlo. Nadie ha sido capaz después.En las mujeres, el objetivo es Serena
El ansia por acomodarse entre las más grandes de la historiadel tenis femenino estimula las expectativas de Serena Williams,primera del mundo, que pretende en el Abierto de Australia sumar suvigésimo segundo torneo grande y alcanzar así la cosechalegendaria de Steffi Graff.
Serena, que aspira a su séptimo trofeo en el Melburne Park(2003, 2005, 2007, 2009, 2010, 2015), igualaría a la germana y sequedaría a solo dos (24), de la australiana Margaret Court, lajugadora con más triunfos de Grand Slam en la 'era open'.
Pocas jugadoras pueden ensombrecer la dictadura que en losúltimos tiempos ha establecido la menor de las Williams. Suautoridad es similar a la que impone Djokovic. No haydiscusión.
La número uno, con Victoria Azarenka como principal amenaza,busca su séptimo título australiano, el vigésimo segundo majorde su carrera