La costumbre de otorgar un trofeo por la victoria en el campo de atletismo se remonta en la antigua Grecia, pero a finales de la década de 1870, en Estados Unidos, se recuperó dicha tradición. Desde entonces, los organizadores de los eventos deportivos más importantes como el Super Bowl, las World Series y el PGA Tour, han recorrido a la exclusiva firma de joyería, Tiffany & Co. para ser la mente brillante del diseño de los símbolos más respetados del deporte.
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Es por eso, que hoy los ganadores del Super Bowl LV, recibirán 65 trofeos hechos por los Tiffany Makers, los hábiles artesanos del taller de vaciado en Forest Hill, Rhode Island, en donde actualmente se siguen utilizando las mismas herramientas y técnicas de mediados del siglo XIX, como las matrices de rodillo grabadas con cincel, el martilleo de resorte, el repoussé, el chasing, el cepillado, entre otras.
Cada trofeo lleva el sello T & CO MAKERS con un martillo en forma de T, en alusión a la herencia de trabajar el metal a mano, así como un número de patrón único (una tradición que se remonta a los primeros días de la herencia artesanal de plata de la maison).
El diseño tiene un balón de futbol en plata esterlina, de 22 pulgadas de altura, pesa casi siete libras y tarda aproximadamente cuatro meses en completarse.
Según cuenta la historia, el trofeo para la fiesta grande del futbol americano se diseñó por primera vez en 1967, precisamente para el primer Super Bowl de la historia.
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El antiguo vicepresidente de Tiffany & Co. Oscar Riedener, esbozó el diseño básico del trofeo durante una reunión con Pete Rozelle, el entonces comisionado de la NFL, pero fue hasta 1970, cuando el galardón pasó a llamarse Vince Lombardi, quien fuera entrenador de los Green Bay Packers, ganadores de las dos primeros campeonatos.
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