A tan solo unos meses de haber manejado la versión sedán, hoy no encontramos al frente de su variante hatchback y para conocerla mejor la marca nos invito a una ruta de manejo de la Ciudad de México rumbo a Cuernavaca en Morelos.
En nuestro primer contacto examinamos el exterior, donde los cambios se concentran en la parte frontal, además del rediseñado logo de KIA encontramos una nueva parrilla, más delgada y angulada, la cual eleva el diseño de nariz de tigre de la firma surcoreana a un nuevo nivel. Este componente se complementa con la instalación de un nuevo juego de faros completamente en LED, lo que significa que tanto los cuartos, luces principales y de niebla cuentan con esta tecnología.
Para acentuar aún más su aspecto agresivo, la enorme toma de aire ubicada en la parte inferior de la fascia también presume de cambios, con trazos triangulares mejor definidos que se suman a las salidas de aire de sus extremos, las cuales son completamente funcionales tanto para liberar la presión del flujo de aire en esa zona, así como para refrigerar el sistema de frenos.
Salvo por el nuevo diseño de los rines, las vistas laterales se mantienen prácticamente iguales, sin embargo, en la parte trasera las novedades llegan en forma de un renovado difusor inferior de la fascia y salidas de escape, ahora más estilizadas, así como en las calaveras las cuales, si bien mantiene su geometría ofrecen un nuevo patrón de iluminación en LED.
El interior se mantiene sin mayores cambios, y mantiene la calidad de manufactura, selección de materiales y equipamiento que han caracterizado al Forte, y que en la variante GT destaca la pantalla táctil a color y en posición flotante de 10.25 pulgadas del sistema de infoentretenimiento, con conectividad Apple CarPlay y Android Auto, un nuevo cargador USB de carga rápida en la primera fila, además de otro en la consola central trasera, debajo de las salidas del aire acondicionado, así como el equipo de sonido firmado por Harman Kardon.
LA PRUEBA
Durante nuestra ruta de manejo en la Autopista México Cuernavaca pusimos a prueba la variante GT, la cual esconde bajo el cofre el conocido motor de cuatro cilindros 1.6 litros turbocargado, cuyos 201 caballos de fuerza y 195 libras-pie de torque, aparecen de manera inmediata con solo rozar el acelerador, esto le permite ganar velocidad casi instantáneamente y mantener ese equilibrio en las curvas que tanto lo caracteriza. Así lo comprobamos en Autos OEM al asistir a una prueba sobre la autopista México-Cuernavaca, la cual sirvió de laboratorio para experimentar lo mejor de este vehículo.
El momento fue aún más divertido pues hicimos uso del modo de manejo más deportivo, en donde la transmisión automática de 7 velocidades estira al máximo cada cambio mientras que la dirección se percibe más pesada, esto con la intención de ofrecer al conductor un mayor control y dar seguridad a cada kilómetro.