A lo largo del país se vive una ola de calor extremo, temperaturas en aumento que afectan a los automóviles, en especial por la prolongada exposición al sol; es necesario tomar precauciones para evitar que su funcionamiento se vea comprometido. Te contamos cómo proteger tu transporte personal.
MOTOR: Es un elemento que produce calor y es susceptible a la temperatura exterior; revisa que el aceite esté en la medida correcta para una buena lubricación; deja a nivel el refrigerante para una mejor gestión de enfriamiento.
LLANTAS: El cambios de clima provoca variaciones en la presión y si no se mantienen en la cifra adecuada, los neumáticos sufren mayor desgaste o puede incidir en que la rueda se reviente; mide una vez a la semana el inflado de las llantas, esto prolongará su vida útil.
FRENADO: Las balatas y los discos son elementos de uso constante acostumbrados al calor, pero cuando los grados afuera suben pueden perder efectividad, incluso quebrarse; una inspección visual o estar pendiente a ruidos al frenar te servirá para detectar fallas.
COMBUSTIBLE: Es un componente volátil que experimenta ebullición con las altas temperaturas; evita que se consuma más rápido de la normal y estaciona el vehículo en sombra o bien, realiza cargas en horarios cuando el líquido es más denso, antes de las 10 de la mañana o después de las seis de la tarde.
INTERIOR: El espacio de cabina absorbe grandes cantidades de calor, por eso, antes de ingresar, ventila el habitáculo para que la temperatura sea soportable; también pon a prueba el aire acondicionado, si no enfría puede ser necesario una carga de gas.
EXTERIOR: La exposición a los rayos solares afecta la pintura del auto, por eso, un lavado frecuente con una capa de cera proveerá una protección temporal a la carrocería; también dejarlo en lugares con sombra, mitigará el calor excesivo.
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