Salud mental, fraternidad y lucha: el regalo de Tokio para el mundo

El escenario de pandemia, pero también las grandes historias que dejó, incribirán Tokio 2020 en la historia de los Juegos Olímpicos

Yahir Fragoso | El Sol de México

  · domingo 8 de agosto de 2021

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 pasarán a la historia como los más peculiares, y quizá como los más complejos en cuanto a realización se refiere; sin embargo, las lecciones que dejaron los deportistas en las sedes japonesas superaron por mucho lo deportivo.

Está bien no estar bien

Estos Juegos Olímpicos estuvieron marcados sin duda por las grandes atletas femeninas que participaron en las pruebas, tanto por su desempeño deportivo, como por las demostraciones que dieron.

Uno de los temas más importantes que se pusieron sobre la mesa fue la salud mental. La gimnasta Simone Biles se alzaba como la favorita para arrasar en su disciplina, luego de una memorable participación en Rio 2016. No obstante, durante la final por equipos, Biles decidió dar un paso atrás.

Aunque al principio se hablaba de una lesión y la comunidad deportiva especulaba sobre el estado de la gimnasta, fue ella misma quien se plantó ante todo el mundo para decir que se retiraba debido a la ansiedad e inseguridad que la invadieron en la última etapa de Tokio 2020.

"Mi salud física y mental cuentan más que todas las medallas que pueda ganar", sentenció la estadounidense, después de volver para la final de barras paralelas, donde se colgó la medalla de bronce.

➡️ Mujeres jóvenes que inspiran y están cambiando al mundo

Unas semanas antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, la tenista Naomi Osaka –quien encendió en pebetero durante la justa– también estuvo en el centro de las discusiones, luego de anunciar su retiro de Roland Garros, en medio de sanciones impuestas por los organizadores debido a su ausencia durante una conferencia de prensa.

La tenista dio a conocer que le provoca un alto nivel de ansiedad y estrés tener que convivir con la prensa y tener que dar siempre la respuesta correcta.

El compañerismo por encima de la competencia

Uno de los momentos más emotivos de la competencia se dio en el salto de altura masculino. El italiano Gianmarco Tamberi y el catarí Mutaz Essa Barshim se disputaban el oro en la disciplina luego de empatar con un salto de 3.27 metros.

De haberlo deseado, podrían haber seguido compitiendo hasta definir al ganador de la presea; sin embargo, el juez les informó que podían optar por compartir el oro olímpico. Se miraron, estrecharon las manos y celebraron el triunfo.

Tamberi sufrió una lesión en el tobillo que le impidió competir en Rio 2016. Un año después, el italiano tuvo una mala actuación en una competencia.

"Otros competidores se acercaron a mí, pero no quería hablar con nadie", escribió el italiano para Spikes. En su relato cuenta que Mutaz fue a verlo un día después y que insistió hasta que lo dejó hablar con él.

➡️ El origen y significado de los anillos olímpicos

"Hablamos. Lloré frente a él. Trató de calmarme y dijo lo que tenía que decir". Recuerda que el catarí le dijo "tuviste una gran lesión y estás aquí cuando nadie lo esperaba. Ahora debes tomarte tu tiempo".

Cuatro años después, ambos se situaron en lo más alto del podio, mostrándole al mundo que más allá de la competencia que existe entre los deportistas, el compañerismo los puede llevar a la cima del Olimpo.

Puedes amar a quien quieras y llegar a la cima

La fosas de Tokio 2020 también fueron testigos de un momento conmovedor, cuando Tom Daley aseguró con la voz entrecortada en una conferencia después de colgarse el oro en clavado sincronizado que estaba orgulloso de ser un hombre gay y campeón olímpico.

Desde 2013 Daley habló abiertamente de su sexualidad y desde entonces participa en múltiples campañas para visibilizar a la comunidad LGBT+.

Los Juego Olímpicos de Tokio se presentan la mayor participación de atletas LGBT+ hasta la fecha. / Foto: AFP

Las declaraciones del británico cobran particular relevancia por la tradición masculina en los deportes y la falta de representación de las disidencias, aunque poco a poco estas situaciones comienzan a ceder. En gran parte por los esfuerzos de la comunidad.

"Siempre sentí que estaba solo, que era diferente y no encajaba. Había algo en mí que no iba a ser tan bueno como la sociedad quería. [...] Cualquier joven LGBT+ puede ver que no importa cuán solo se sienta, no lo está, y puede lograr cualquier cosa", sentenció Tom Daley.

A punta de logros, el clavadista resaltó que es hora de que la sociedad deje de fijarse en la intimidad de las personas y se concentre en las capacidades que a base de esfuerzo consiguen desarrollar en su disciplinas.

No importa que te caigas, sigue corriendo

Una de las muestras más grandes del espíritu olímpico la dio la corredora de origen etíope Sifan Hassan. Durante la prueba clasificatoria para las semifinales de los mil 500 metros, Hassan no pudo evitar tropezar con una de sus compañeras y sufrió una aparatosa caída.

Parecía ser el final de la competencia para la representante de los Países Bajos; no obstante, la corredora se puso en pie y retomó un paso propio de velocista. Finalizó la carrera en primer lugar y se clasificó a la semifinal de la prueba.

➡️ Alejandro Sanz y su espíritu olímpico: "Yo no creo en la derrota total"

Hassan buscaba conseguir el triplete de oro en las pruebas de mil 500, cinco mil y 10 mil metros. La única que se le escapó fue, precisamente, en los mil 500.

La historia de esta etíope es la historia de muchos atletas que representan a otra nación. En 2008 llegó a Países Bajos como refugiada, con la intención de establecerse como enfermera.

Pero sus gran capacidad para el atletismo tenía otros planes para ella, y una vez que tuvo la nacionalidad neerlandesa comenzó a competir en competencias internacionales.

La competencia que hizo Hassan pasará a la historia como un ejemplo de lo que una persona puede ser capaz de lograr pese a los obstáculos que enfrente en su camino.

No hay guerra que pueda detenernos

De las historias que dejó Tokio 2020, la más dramática es la de Yusra Mardini, la joven nadadora de origen sirio que abanderó a la delegación de refugiados en esta edición de los Juego Olímpicos.

En 2015, con el conflicto en Siria bombardeando indiscriminadamente el territorio del país, viajaba en una lancha hacia la isla de Lesbos, Grecia, huyendo de la guerra. Pero a mitad del mar Egeo, la embarcación comenzó a hundirse.

Yusra y su hermana, Sarah, a diferencia de la mayoría de las personas que viajaban con ellas, nadan desde los cuatro años. Ambas se lanzaron al agua para intentar llevar a salvo a todos hasta tierra firme.

➡️ Con Imagine, Alejandro Sanz y John Legend emocionan en Tokio 2020

La historia es digna de Hollywood; tres horas después alcanzaron la costa de Grecia. Ninguna de las personas que escapaban de las bombas murió en el agua. Las hermanas tuvieron que ser atendidas por hipotermia y por el brutal desgaste físico de la odisea.

Una año más tarde, por primera ocasión, participo el Equipo Olímpico de Refugiados en Rio 2016. Yusra Mardini lo encabezaba, tras volver a entrenar en las piscinas, ahora en Berlín, donde recibió asilo junto con su familia.

“Creo que es una gran oportunidad para representar a millones [de personas refugiadas] en todo el mundo, para mostrar que esas personas son normales y tienen sueños”, comentó Mardini al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).



Te recomendamos el podcast ⬇️

Puedes escucharlo en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music