“Tenemos un ejército poderoso y nuestros habitantes son también un poderoso ejército”, dijo el presidente de Ucrania Volodímir Zelenski el pasado 24 de febrero, cuando la invasión rusa era inevitable. En aquel momento, sus palabras parecían tan sólo parte de un discurso retórico, pero la crueldad de la guerra una vez más ha traspasado los límites de la ficción, y los civiles ucranianos han defendido con honor su territorio ante el avance de las tropas enemigas
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La imagen es desoladora. Padres de familia despidiéndose de sus esposas y sus hijos. Una escritora que deja la pluma y el papel por una pistola, y que eventualmente se encuentra con una muerte impensada hasta en los libros. Los oficinistas que de un día a otro cambian los reportes por las granadas, y los deportistas, que se bajan del ring o se alejan de las canchas para librar otro tipo de batallas, acaso mucho más reales que las que marca la retórica siempre bélica del deporte.
La guerra, planteada desde un mundo que se reinventa a cada instante, ha quedado documentada en las redes sociales. Son muchos los deportistas que ante la invasión rusa han decidido enlistarse en el ejército. Los hermanos Vitali y Vladimir Klitschko, reconocidos campeones en los pesos pesados, por ejemplo, cambiaron las fotografías de sus épicas batallas en el ring por mensajes de paz. Ambos boxeadores han llenado sus perfiles de videos donde piden el alto al fuego, pero también dejaron claro que no temen tomar las armas para defender su patria. “No tengo otra opción. Debo hacerlo. Voy a luchar. Es una guerra sangrienta”, expresó Vitaliy Klitschko al programa “Good Morning Britain”, el campeón retirado ha estado involucrado en la política de su país desde el 2005 y desde 2014 se desempeña como alcalde de Kiev.
La situación de Vladimir es parecida. A principios de año se enlistó en las filas del ejercito al ver que la situación con Rusia era cada vez más tensa. “Le pido a todo el mundo que detengan esta guerra que Rusia ha comenzado. Hoy civiles han sido bombardeados por lo cohetes, civiles han muerto, está pasando en el corazón de Europa, no hay tiempo que perder. Necesitan actuar ahora para detener las agresiones de Rusia”, señaló el ex peleador de 45 años. Según publica el diario británico “The Times”, los hermanos son parte de una lista de 23 funcionarios tras los que va Vladimir Putin.
Las voces que alientan a los ciudadanos a defender el territorio ucraniano llegan desde todas las esferas del gobierno. Anna Maliar, viceministra de defensa de Ucrania, hizo un llamado para que le pueblo esté listo para destruir al enemigo. “una botella de mezcla incendiaria desde el balcón o disparar con armas pequeñas a un automóvil son el personal del enemigo son pérdidas irreparables”.
Son las historias que se cuentan en Kiev. A los hermanos Klitschko se le han unido otros pugilistas. Esas figuras que inspiran respeto por el poder de sus golpes. Oleksander Usyk, actual campeón del mundo y ganador del oro Olímpico en Londres 2012 ha dejado claras sus intenciones. “Es hora de unirnos. Un hijo digno de su estado es miembro de la defensa territorial”.
Las palabras valientes, sin embargo, se combinan con las súplicas. «Amigos, necesitamos unirnos y superar esto, porque nos enfrentamos a dificultades excepcionales. Estoy muy preocupado por mi país y por nuestra gente. Amigos, debemos detener esta guerra y debemos hacerlo juntos».
La imagen del ex campeón de peso ligero Vasyl Lomachenko, con el traje militar y el fusil colgando de su brazo, también se ha viralizado. El ucraniano se unió al batallón Belgorod-Dnistrovsky con la intención de defender el territorio. El ring, por ahora, tendrá que esperar para el peleador de 34 años. Yaroslav Amosov, otro campeón vigente, enmarca otra de las problemáticas. El peleador salió de Ucrania para llevar a su familia a un lugar seguro, pero luego volvió para pelear contra las tropas rusas. Defenderé este país lo mejor que pueda, con lo que pueda. Rusia vino a nuestras casas y comenzó una guerra. Están muriendo inocentes, mujeres, niños…”.
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La guerra, en su delirio, ha traspasado las fronteras. Yuriy Vernydub, entrenador del Sheriff Tiraspol, ese equipo que es de Moldavia pero no es de Moldavia, sino de Transnistria, una región independiente, ha dejado su cargo, al menos por ahora, para enlistarse en el ejército de su patria. El estratega que sorprendió al mundo al conquistar el Santiago Bernabéu en la presente edición de la Champions League fue visto con la vestimenta militar. Detrás de la sonrisa que demanda la fotografía está una ciudad en ruinas, que busca soportar como puede.
Así se van sumando las voces. El tenista Sergiy Stakhovsky, quien hasta entonces había encumbrado su mayor victoria ante Roger Federer, en el césped de Wimbledon en el ya lejano 2013, también se enlistó en las filas del ejercito. Y soltó una frase a modo de sentencia: “Sé usar un arma, si tengo que utilizarla, lo haré”. El ucraniano se retiró del tenis profesional apenas al terminar el Abierto de Australia, en la metáfora de un mundo en constante cambio.
La guerra dejó la muerte del futbolista Vitalii Sapylo y el biatleta Yevhen Malyshev. Ambos hicieron frente a la invasión, pero encontraron la muerte.
Las calles de Kiev están repletos de hombres inexpertos en el manejo de las armas, pero reforzados en el orgullo de quien está perderlo todo. Así van, en grupo, distinguidos por brazaletes amarillos que los acredita como miembros de la defensa territorial, con los fusiles Kalashnikov en las manos, listos para ser detonados.
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