Dominado y sin idea, América dio el grito en el cielo al vencer a Chivas. Las Águilas produjeron poco, terminaron el encuentro colgadas del arco, pero, lo más importante, el triunfo fue para ellas. El Clásico se pintó azulcrema, 1-0 final.
El solitario gol de Ramón Juárez fue suficiente para revolotear. El cuadro bicampeón apeló a su solidez defensiva y con cinco defensas, cuatro volantes de recuperación y un solo punta, se llevaron el partido más importante del torneo, tal vez sin merecerlo, aunque en los encuentros de este tipo, el resultado es lo que más cuenta.
La mística del Clásico no se perdió en el Ciudad de los Deportes. Águilas y Chivas entregaron la pasión que siempre los caracteriza. Desde la manta que mostró la porra azulcrema con la portada de ESTO de la única final que han disputado; hasta los cánticos de los tapatíos con el “somos locales, otra vez”, el choque se vivió como en sus mejores épocas.
En el campo, Jardine lanzó de arranque una línea de cuatro defensas que se convertía en cinco cuando el Rebaño atacó. Fue Guadalajara el primero en ponerle emoción al encuentro entre los dos más grandes del país. La Hormiga González encaró a Malagón. El arquero supo taparla cuando el forjado en Verde Valle se quiso a definir.
El dominio fue alterno. La doble punta que planteó el técnico bicampeón sometió a la zaga visitante liderada por el Pollo Briseño y Orozco Chiquete. Chivas, con su velocidad, también avisó al Águila.
Las oportunidades eran pocas. Henry se levantó en el área y la puso en el palo. Uno de los hombres que entró al quite por las múltiples lesiones le demostró a Jardine que está listo para el reto. Ramón Juárez, con botín de goleado, pateó al fondo de la red. ¡Gol del América!
Chivas quedó sacudido, pero no mermado. Fernando Gago pidió intensidad a los suyos, que respondieron con posesiones largas y toques errados en la última zona del campo. La juventud le pegó al Rebaño.
El descanso no cambió las cosas. Guadalajara fue valiente en el complemento. La Hormiga González erró increíblemente sin portero. Gago movió el banquillo, sin quitarle fuerza al 34 rojiblanco. Yael Padilla, Omar Govea y el Tiloncito Chávez fueron al campo. La respuesta de Jardine confirmó la línea de cinco al fondo, con Dagoberto Espinoza como lateral derecho y el Chicote Calderón por izquierda en lugar del exhausto Cristian Borja.
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Chivas se fue con todo al ataque. Ricardo Marín y el Pocho Guzmán arremetieron con topetazos que la zaga crema resistió. El dramatismo no quedó de lado. América lució dominado, echado atrás y sin un nueve que preocupara a la zaga rojiblanca, sin embargo, aguantaron en todo momento.
No hubo más en el Clásico, las Águilas ganaron, sin convencer, aunque, en este tipo de encuentros, eso pasa a segundo plano. ¿Despertó el bicampeón?