Fue una total masacre americanista. Las Águilas volaron alto en el estadio Azteca al encontrarse con la peor versión rojiblanca de Veljko Paunovic y se aprovecharon de eso con cuatro goles sin ningún tipo de respuesta. Incluso pudieron ser varios más, pero las Chivas se salvaron de algo peor. Diego Valdés marcó un doblete y guió la goleada de su equipo. El Clásico Nacional 250 se pintó completamente de azulcrema. El Rebaño Sagrado ni siquiera apareció. 4-0 final.
El Clásico de México. Un ambiente inmejorable con un Azteca dividido en pasión. Una lluvia incesante que nunca paró. Dos equipos que querían demostrar su grandeza. Así comenzó la rivalidad más importante del futbol mexicano en la capital.
El equipo local tomó el control, buscó construir su juego y quiso generar algo de peligro. Sin embargo no esperó la postura de su rival. Los rojiblancos también quisieron ser protagonistas, intentaron incomodar y demostraron que darían batalla, aunque ese gusto les duró muy poco.
Las Águilas presionaron y el tanto llegó gracias a una genialidad de Brian Rodríguez. El uruguayo recibió un pase habilitado de Julián Quiñones, después ingresó al área, recortó hacía dentro, cuatro defensas no pudieron detenerlo. Chapo Sánchez, Pollo Briseño y el Chiquete Orozco sólo contemplaron. El Rayo disparó y con un rebote incluido del Wacho Jiménez, el balón ingresó de manera dramática a la red. El cuarto gol del charrúa en el torneo se hizo realidad.
Chivas tenía que reaccionar, pero no lo hizo, mucho menos generó algo en el marco del portero Ángel Malagón. La visita desapareció del campo de Santa Úrsula, el plan del técnico Veljko Paunovic se diluyó entre el diluvio, sin ideas ni intenciones claras.
El equipo de casa de adueñó por completo del juego y llegó el segundo. El 10 apareció. Diego Valdés tomó el balón. Los jugadores tapatíos le dieron la libertad de avanzar metros y metros. El seleccionado chileno aprovechó y con soberbio disparo aumentó la ventaja. El Wacho voló, pero no fue suficiente.
Parecía que el complemento podía ser distinto. El Rebaño Sagrado hizo cambios y reaccionó, incluso logró una anotación. Ricardo Marín le anotó al equipo que lo formó, pero fue anulado por fuera de lugar. Una bandera levantada lo canceló.
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Eso fue todo para Chivas. Después no tuvo nada más. Caso contrario al azulcrema. Las Águilas mostraron hambre por un resultado más abultado y lo lograron. Diego Valdés apareció de nuevo. El debutante Igor Lichnovsky lo asistió y el chileno la colocó en el ángulo con mucha clase. El cuarto también llegó. Alejandro Zendejas empujó un balón dentro del área y concretó la masacre americanista.
Las Águilas volaron alto, pero no sólo eso, también gustaron con un juego brillante, ganaron con autoridad y golearon en el Clásico Nacional. Nota publicada por el ESTO