Un nuevo Ángel llegó a los rumbos de la Noria. Directo desde Panamá abrió las alas para volar alto y se declaró listo para su siguiente aventura en el futbol profesional. Con apenas 18 años y una gran motivación es como arribó Ángel Orelien a la capital mexicana para incorporarse con Cruz Azul.
Fue a principios de enero pasado cuando ESTO lo adelantó. En marzo, el Club Sporting San Miguelito oficializó el traspaso de su estrella al balompié azteca. Ayer, finalmente apareció en el aeropuerto, con una tímida sonrisa, pero con las maletas cargadas de ilusiones y expectativas al por mayor.
“Muy contento por la llegada a una institución muy grande, a la cual vengo a hacer las cosas muy bien para la afición. Vengo a triunfar y ganar títulos en México”, expresó el joven, un poco asustado por las cámaras y micrófonos que lo acapararon de inmediato. La juventud lo delató.
El apodado “Balín” es una apuesta arriesgada, a futuro para el conjunto cementero. En su país natal lo consideran la joya panameña y el jugador con mayor proyección a nivel internacional. El pueblo canalero confía en él. Esas fueron razones suficientes. Así fue apareció en la carpeta azul, sedujo a la directiva cementera, lo buscaron y lo convencieron a pesar de tener ofertas del Viejo Continente y del Saprissa, el equipo más importante de Costa Rica.
“Uno viene con la mentalidad de hacer las cosas bien y trabajar de la mejor manera, hacer una buena pretemporada para convencer de que puedo estar en el primer equipo. Quiero hacer un buen torneo, se tiene un gran equipo en la categoría mayor, espero que el técnico cuente conmigo”, expresó lleno de confianza en sus capacidades ante una oportunidad única en su vida