Buenos Aires, Argentina.- En Argentina, cuna de Diego Maradona y Lionel Messi, el futbol femenil recién obtuvo estatus profesional, pero la decisión no convenció del todo y expuso las penurias de las jugadoras relegadas del deporte grabado en el ADN del país.
Las futbolistas argentinas transpiran la camiseta, dentro y fuera de la cancha.
El movimiento feminista y la pelea de un puñado de jugadoras consiguió la reciente profesionalización, que se anunció en marzo y aplicará a partir de junio para los 16 equipos de Primera División, aunque con limitaciones.
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La Asociación del Futbol Argentino (AFA) anunció la profesionalización, así como el aporte de 2 mil 600 dólares mensuales para pagar ocho salarios de 330 dólares, equivalente a lo que gana un jugador de Cuarta División.
Por ejemplo, en América Latina, Colombia y Venezuela también dieron el paso al profesionalismo; mientras que en Brasil y Chile hay cada vez más futbolistas bajo contrato.
La mayoría trabaja en otra cosa. Casi todas solventan sus gastos de transporte, botines, ropa y seguro médico. Casi ninguna cuenta con preparador físico o kinesiólogo, y el nutricionista es lujo.
En Boca Juniors, por ejemplo, las mujeres no pueden entrenar en la cancha de los varones, cuidada con celo.
Como no hay categorías inferiores, las jugadoras llegan a la competición sin los años de preparación de sus pares varones, y a mayor edad.
Salvo en el Lanús, todas están bajo la dirección técnica de varones.
“El tema es económico”, consideró Victoria Bedini, quien de día trabaja en limpieza, y por las noches entrena en el humilde club Excursionistas.
“Los botines, la ropa, todo corre por cuenta de las jugadoras”, agregó.
Sin viáticos ni ayuda, las ausencias son frecuentes en los entrenamientos.
“No tienen para el transporte”, justificó Victoria, de 28 años de edad.
Sin técnico durante dos años, en 2017, las seleccionadas nacionales hicieron huelga para exigir recursos básicos: viáticos, una cancha de césped para entrenar y alojamiento cuando jueguen en el exterior.
Incluso, para un amistoso disputado en Uruguay, durmieron en el autobús, debido a la falta de reservaciones de hotel.
La Conmebol impuso a los clubes contar con futbol femenino.
“El problema es que buscan 20 chicas y las tienen en condiciones horribles, por obligación”, denunció Macarena Gómez, cuyo reclamo judicial al club UAI Urquiza, por la falta de contrato fue la chispa que derivó en la profesionalización.
Que el futbol femenil no vende es el prejuicio más escuchado.
“Pero en otros países hay estadios que se llenan para verlas jugar, como en Estados Unidos, que es el actual campeón mundial”, respondió Macarena.
“Nosotras comenzamos en 1931, cuando ellos recién empezaban a ser profesionales”, recordó Macarena.
“Simplemente estuvimos invisibilizadas durante todo este tiempo, llevamos 100 años de atraso”.