Bélgica venció 1-0 a Inglaterra este jueves en la última fecha del Grupo G que ganaron los 'Diablos Rojos' por delante de los ingleses, finalmente segundos, después de que ambos equipos afrontarán el partido ya clasificados a octavos de final del Mundial de Rusia.
Un gol de Adnan Januzaj (51) dio la victoria y el primer puesto de la llave a Bélgica, que selló el boleto con un pleno de tres triunfos y se enfrentará en la siguiente fase a Japón, segundo clasificado del grupo H, el próximo lunes en Rostov del Don.
Inglaterra, que llegaba primera del grupo al encuentro, se medirá a Colombia, ganadora de la llave H, el martes en Moscú.
Tal como había advertido el seleccionador belga, el español Roberto Martínez, el partido fue "casi una celebración", que ambos técnicos aprovecharon para mover el banquillo y probar a suplentes, aunque tras el gol belga, el encuentro alzó el vuelo y cogió más ritmo.
Inglaterra empezó el partido dejando en el banco, de entrada a su goleador Harry Kane, máximo artillero del Mundial, mientras Bélgica sentaba a hombres como Kevin de Bruyne y Eden Hazard.
Pese a los cambios, los belgas demostraron que, incluso con suplentes, son claros aspirantes a estar en el final del Moscú.
El color
Sin acierto
El gol cayó como un jarro de agua fría sobre los ingleses, que dieron un punto más de velocidad a su juego para intentar equilibrar el marcador, mientras Bélgica pareció dar un paso atrás, aunque se mostraba sólida en defensa.
Rashford, muy apagado durante el encuentro, tuvo una gran ocasión para la igualada, pero en el mano a mano, Thibaut Courtois tocó lo justo para enviar el balón a córner (66).
A falta de algo más de diez minutos para el final, el seleccionador inglés Gareth Southgate decidió mover el banquillo sacando a Danny Welbeck por Alexander-Arnold buscando más opciones atacantes, aunque no recurrió a Kane.
El último cuarto de hora fue un intercambio de golpes, con el balón yendo de un lado a otro del campo, aunque Bélgica aún pudo aumentar más su renta en un disparo de Dries Mertens que obligó a una soberbia estirada de Pickford (88).