La fecha quedó marcada para siempre. Era el 29 de noviembre y los Wolves recibían al Arsenal. Apenas a los 15 minutos, un choque de cabezas terrorífico con el defensa central David Luiz dejó a Raúl Jiménez tendido sobre el terreno de juego.
El mexicano se descompuso en el aire y cayó como un muñeco de trapo. Tras minutos de angustia, tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital debido a una fractura de cráneo.
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Aunque lo aparatoso del accidente anunciaba algo grave, jamás se pensó que incluso la carrera del futbolista estuviera comprometida, pero lo estaba. Por eso el hecho de que Raúl haya vuelto a entrenar con el balón es una extraordinaria noticia, más allá de que no se sepa con certeza cuándo estará de nuevo en la cancha.
Hasta el instante del choque, Jiménez había jugado cada minuto de los 9 partidos disputados en la temporada. Además de sus tres goles, su aporte se encontraba en las cosas más abstractas.
Los Wolves sentían que con el mexicano en el campo, alguna oportunidad tendrían, y era verdad. Lo mismo ocurría con los hinchas, quienes descubrieron pronto en aquel delantero a un ídolo creciente.
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Como es natural, su ausencia causó conmoción, algo parecido a un vacío que se ha ido llenando conforme el club y el propio jugador dan cuenta de una recuperación que por momentos parece asombrosa.
Apenas dos semanas después del accidente, cuando todo eran dudas, Jiménez salió del hospital y de inmediato visitó a sus compañeros.
Las imágenes compartidas por el club dan cuenta del cariño que le tienen dentro del vestuario. Iba con un gorro negro que le cubría la herida que semanas después dejaría al descubierto. Una cicatriz que le cruza el lado derecho de la cabeza y que en cierta forma representa un recordatorio de lo difícil que ha sido el proceso.
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En la tranquilidad de su casa, en compañía de su esposa Daniela y su pequeña hija, Raúl ha asimilado el proceso de recuperación. No ha sido sencillo, existen antecedentes de jugadores que han tenido que retirarse después de una fractura de cráneo, pero el Lobo no está dispuesto a eso.
La forma en la que ha reaccionado a una cirugía de semejantes proporciones ha tenido en el equipo y los aficionados casi el mismo efecto que tenían su goles. Una vez superada cada etapa, Jiménez está más cerca de su objetivo.
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Apenas a finales de enero el delantero volvió al trabajo físico. Una puesta a punto desde el gimnasio, levantando pesas y recorriendo los campos imaginarios desde una caminadora.
Y ahora llegó el siguiente paso, el delantero mexicano ha vuelto al terreno de juego. Apenas hace unos días fue a una revisión donde los doctores describieron una recuperación asombrosa. Esto le permitió vestirse de cortó por primera vez desde la lesión y aunque sea en solitario, patear un poco el balón. Como el futbolista que supera la adversidad y vuelve a sentir el vértigo sobre el césped.