Uno como pocos. Carlos Salcido, emblema del futbol mexicano, anunció su adiós de las canchas. Será noviembre, seguramente, aunque su contrato dura hasta diciembre, que lo veamos como jugador.
Tras un largo historial, en el que se incluyen tres Copas del Mundo, campeonatos con el PSV y la medalla de oro en Londres 2012, son unas de las cosas que se quedarán en la memoria de todos y en el corazón del nacido en Ocotlán.
El futbol a la vida de Salcido llegó tarde. Mientras algunos a los 20 años ya habían debutado, él, jugó con una licencia falsa con un representativo del Guadalajara.
Ya a nivel profesional, sus primeros pasos los dio en la en ese entonces llamada Primera A, con los Gallos de Aguascalientes. De ahí, todo es historia.
Llegó al Guadalajara y debutó en el Invierno 2001 bajo las órdenes de Oscar Ruggeri. No le fue del todo bien y regreso al Club Deportivo Tapatío, una división más abajo.
En el Apertura 2003 regresó a Chivas y la historia fue distinta. Aunque no logró un título con el Rebaño, sus buenas actuaciones lo catapultaron en la Selección Mexicana. Consecuentemente, fichó por el PSV Eindhoven.
En Holanda logró el bicampeonato y la Supercopa de Holanda, en el 2008.