San Mateo Otzacatipan.- En elegante camioneta negra, Fidel Kuri, tras los arribos de Gerardo Martino, estratega nacional, así como de representantes de los clubes Puebla, América y Cruz Azul, el propietario de los Tiburones Rojos arribó a las modernas instalaciones de la Federación Mexicana de Futbol, sin embargo, en ese instante, las rejas negras, por orden interna, se cerraron en automático.
El vehículo, con Fidel dentro, acompañado por su hijo, Kuri Mustieles, tuvo que detener la marcha. El nutrido grupo de medios de comunicación se arremolinó alrededor del auto, valuado en casi 2 millones de pesos. Fidel de inmediato oprimió el botón para bajar la ventana, se presentó con la seguridad del lugar, sin embargo, tocó pared. No tuvo acceso.
Kuri dialogó con los reporteros en espera de que le dieran una explicación: “Ya me lo esperaba, por eso no vine en helicóptero, para qué, para que digan que me metí a la fuerza, mejor en carretera”, contó.
Enseguida, José Carlos Garza, tembloroso, se acercó a la camioneta y leyó el por qué se le negó la entrada al dueño de los escualos. “Fidel Kuri, buenos días, soy José Carlos Garza Hurtado, apoderado de la Federación Mexicana de Futbol. Le notifico que la presidencia ejecutiva de la Liga MX, con fundamento en lo dispuesto por el artículo octavo del reglamento interno, que a la letra dice que, sólo tendrán derecho de asistir a las asambleas los cubes que se encuentren en pleno ejercicios de su derecho a través de su respectivo dueño, representante titular o representante suplente; con fundamento en este artículo no se le permitirá el acceso a la presente asamblea”, dijo sin dejar de temblar.
Kuri le pidió un motivo más amplio. Garza se limitó a repetir los argumentos: “El artículo señala que sólo tendrán acceso los clubes que se encuentren en pleno ejercicio de sus derechos. El club Veracruz, a consideración de la Federación Mexicana de Futbol, no se encuentra al corriente, es todo lo que le puedo decir, es todo, ya lo notifiqué”, insistió Garza Hurtado.
Fidel se quedó sin palabras varios segundos, con un nudo en la garganta. “Otra que me hacen”, se quejó en voz alta.
En ese instante eran las 10:44 horas. “Me voy hasta que me aburra”, expresó Kuri.
Sin apagar la camioneta, el propietario del Veracruz atendió a los medios, por repetitivas que fueran las preguntas. La espera siguió. Fidel le llamó a Enrique Bonilla, pero no tuvo respuesta.
Una hora después, a las 11:47, la directiva escuela, por medio de Fidel Kuri Mustieles, realizó otro intento de entrar a la Asamblea, sin embargo, la respuesta del apoderado fue la misma. Nadie ingresa. Expuesto, casi ridiculizado, Fidel no tuvo otro remedio que irse. El vehículo, a las 11:52 horas, echó reversa y se fue. Así fue la caótica y penosa mañana de Fidel Kuri. La guerra comenzó.