Fue mucho lo que se habló en la previa del Clásico Joven. Entre la localía de Cruz Azul, la paternidad de América, la disputa por el liderato general. La mesa estaba servida para un choque calientito. Al final, fue mucho ruido y pocas nueces.
El Coloso de Santa Úrsula lucio a reventar, pero los miles de asistentes se fueron con el amargo sabor de boca que da un empate a cero.
Las Águilas propusieron más, aunque les faltó esa sensación de peligro. Por el contrario, Cruz Azul no tuvo la suerte de su lado y el poste le arrebató un par de veces la gloria
Al final, un punto para cada quien y la puerta abierta de que se reencuentren en la Liguilla.
EL JUEGO
Sin tiempo para más dimes y diretes, Cruz Azul y América salieron a la cancha a disputarse la cima general del torneo, y de paso, ver quien se llevaba el orgullo de dar el golpe sobre la mesa con la propiedad del Estadio Azteca.
América empezó con ganas. De inmediato tomó la pelota y el protagonismo del juego. Diego Lainez se mostró como el más insistente con sus movimientos y desequilibrio, lo mismo que Andrés Ibargüen, quien por su banda intentó, fue a fondo, mas no consiguió colocar un buen centro.
El primero en intentar con seriedad fue Renato Ibarra. El ecuatoriano avisó con un disparo de media distancia que Corona vigiló en si viaje para evitar imprevistos.
La Máquina no se quedaría de brazos cruzados. Quería hacer acto de presencia y así lo hizo cuando Elías Hernández se encontró con un globito a media altura, mismo que midió y empalmó de aire. La bola se negaría a entrar y solamente se fue por un costado.
Las Águilas no cesaron en su lucha y casi obtienen resultados cuando Martínez e Ibarra le hicieron el dos contra uno a Aldrete. Cuando le despojaron el esférico, Renato arrancó a velocidad; su ángulo se cerró, aunque con todo y eso se tuvo fe. Su intento se fue desviado.
En el cierre de la primera mitad el juego se tiñó de azul y de milagro los Cementeros no se fueron al frente.
La caprichosa le hizo honor a su mote y en un par de ocasiones le dijo que no al local administrativo.
Primero fue un tiro libre en donde Cauteruccio conectó con la cabeza el centro. Como una raya, la de gajos fue a dar directo al larguero y picó afuera. La zaga crema alejó como pudo. Posteriormente, justo antes de irse al descanso, un saque de banda llegó hasta el corazón del área. Ahí, sin marca, Roberto Alvarado impactó como venía; el gol ya se cantaba, pero el poste otra vez le volvió a negar la gloria a Cruz Azul.
Como una replica del inicio del choque, América saltó al complemento a querer tener el balón con ellos. Los Celestes no opusieron mayor resistencia a ello y plantaron bien sus líneas para dejar los menos espacios posibles, por lo que los de Miguel Herrera batallaron para ser profundos y peligrosos. Fue Ibargüen el que se atrevió a buscar el arco, aunque solamente encontrara las manos seguras de Chuy Corona.
Tuvieron que pasar más de 20 minutos para que Cruz Azul diera señales de vida en el segundo tiempo.
Edgar Méndez hizo un gran despliegue físico para alcanzar un balón que parecía escurrirse por el fondo. El español consiguió poner un centro sobre la marcha al que Cauteruccio no pudo darle sentido y terminó por volar.
El tiempo transcurría y el gol no llegaba a Santa Úrsula. Herrera y Caixinha decidieron echar mano de sus matones y mandaron respectivamente a Peralta y Caraglio a tratar de resolver este compromiso.
Llegada la recta final, la tensión podía respirarse en el ambiente. Cualquier descuido sería fatal para los dos. En ese entendido, los de Coapa eran los que más intentaban, pero sin preocupar realmente al cancerbero azul.
Sin arriesgar demás, azules y amarillos se conformaron con el empate y sus respectivos lugares en la clasificación general. El tiempo dirá si la Liguilla los reencuentra.