Durante la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023, la empresa de telecomunicaciones Orange publicó un potente anuncio de televisión en el que se apreciaba la elegante agilidad y los espectaculares tiros de gol de jugadores de la selección francesa como Antoine Griezmann, Kylian Mbappé y Olivier Giroud.
Luego venía la trampa, pues al cabo de un minuto el espectador se daba cuenta de que los momentos destacados habían sido modificados artificialmente y de que en realidad, todas las jugadoras eran de la selección femenina francesa.
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El anuncio buscaba contrarrestar una crítica común a los deportes femeninos: que las jugadoras no son tan entretenidas como sus homólogos masculinos y que la acción es menos emocionante que en los deportes masculinos.
En nuestro estudio publicado recientemente, decidimos poner a prueba esta noción. Ocultamos el género de los jugadores de fútbol y pedimos a los participantes que calificaran el desempeño de los atletas que vieron.
Una brecha salarial y de cobertura
Los deportes son uno de los mercados más grandes del mundo: se estima que ronda los 83 mil millones de dólares sólo en los Estados Unidos. Pero cualquier aficionado, casual o serio, puede observar fácilmente diferencias de género sorprendentes en la cobertura de los medios y los salarios de los jugadores.
Fuera de los Juegos Olímpicos, sólo alrededor del 4 por ciento de toda la cobertura de los medios deportivos en todo el mundo se dedica a los deportes femeninos. Es mucho menos probable que se transmitan eventos en vivo, y solo una mujer, la estrella del tenis retirada Serena Williams, se encuentra entre los 50 atletas mejor pagados del mundo según Forbes.
En 2019, la selección nacional femenina de fútbol de Estados Unidos presentó una demanda por discriminación de género contra la U.S. Soccer. Aunque el equipo había ganado las dos últimas Copas Mundiales femeninas (y el equipo masculino no había llegado a una semifinal desde 1930), a las mujeres no se les pagaba tanto como a sus homólogos masculinos. En 2022, las dos partes llegaron a un acuerdo que garantizaba la igualdad salarial. Pero la disputa ofreció una ventana al pensamiento de muchos ejecutivos y fanáticos del deporte.
El asesor legal del U.S. Soccer afirmó que el equipo femenino juega “un juego diferente” al masculino “en el sentido de que los hombres son más grandes, más fuertes y más rápidos”.
Las investigaciones han demostrado que el fútbol femenino y masculino difieren en varios aspectos físicos; por ejemplo, los jugadores de fútbol masculino cubren más terreno y corren más rápido durante los partidos.
Pero la pregunta es si las diferencias físicas de las mujeres necesariamente hacen que los juegos sean menos entretenidos. La existencia de estereotipos apunta a una posibilidad alternativa: los sesgos de género podrían influir en las percepciones sobre la calidad de los juegos.
Las diferencias físicas se utilizan a menudo para sostener afirmaciones sexistas de que la mayoría de los deportes femeninos son aburridos y lentos. Esta narrativa probablemente influye en las actitudes dominantes hacia deportes como el baloncesto y el fútbol femeninos.
Cuando el género se oscurece, las diferencias desaparecen
Investigaciones anteriores muestran que los prejuicios probablemente influyen cuando las personas evalúan el desempeño de las mujeres en el campo y en el lugar de trabajo.
Incluye el trabajo de Claudia Goldin, quien recientemente recibió el Premio Nobel de Economía. Su fascinante estudio de 2000 con la economista Cecilia Rouse mostró cómo las audiciones a ciegas para orquestas sinfónicas resultaron en la contratación de más mujeres.
El trabajo de Goldin inspiró nuestro estudio. ¿Qué pasaría si pudiéramos evitar que los fanáticos del fútbol identifiquen a los jugadores y comprobar si el sesgo de género influyó en las evaluaciones del desempeño atlético de los jugadores?
Organizamos un experimento y mostramos a más de 600 participantes lo más destacado de videos de fútbol profesional masculino y femenino. Le pedimos al grupo, formado por un 55 por ciento de hombres y un 45 por ciento de mujeres, que miraran 10 vídeos y luego calificaran el desempeño de los jugadores durante las jugadas de gol en una escala del 1 al 5.
En el grupo de control, los participantes miraron y evaluaron videos regulares. Para el grupo experimental, difuminamos el género de los jugadores, haciendo imposible que los participantes distinguieran a los hombres de las mujeres. Para ello, revisamos minuciosamente cada fotograma de cada vídeo y utilizamos un programa para desenfocar los cuerpos.
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Los participantes que vieron regularmente los momentos destacados evaluaron significativamente mejor los goles marcados por los hombres. Sin embargo, la diferencia se evaporó en la condición experimental, donde los participantes no sabían si estaban viendo jugar a hombres o mujeres. Los resultados se mantuvieron incluso después de controlar la demografía, si preferían el fútbol masculino o femenino y la frecuencia con la que veían fútbol.
Los hallazgos revelan que los prejuicios de género influyen en las percepciones de los aficionados sobre el fútbol femenino y posiblemente sobre otros deportes femeninos.
* Investigador postdoctoral de la Universidad de Zurich y Profesor de economía de la Universidad de Stavanger.