El futbol, disfrazado como milagro para sobrevivir, apareció para arrebatárselo a las balas. Sin embargo, los sonidos de la guerra en Colombia aún suenan en la memoria de Duván Zapata.
Con 28 años de edad, el delantero de la Selección Colombiana disfruta la mejor etapa en su carrera futbolística. Anotó 23 goles en su primera temporada con el Atalanta, en la que se quedó a sólo tres tantos de proclamarse campeón de goleo en la Liga italiana, incluso por encima del astro Cristiano Ronaldo. Zapata hasta el momento lleva dos goles en la Copa América 2019.
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Y es que la meteórica carrera de Zapata comenzó cerca de Padilla, humilde pueblo del departamento de Cauca, que es blanco del conflicto armado entre el Estado y la desmovilizada guerrilla de las FARC.
Era sobrevivir a la guerra sin un futuro o huir. Zapata optó por la segunda opción y se instaló con su familia en Cali, donde persiguió el sueño de ser futbolista, una de las opciones que le había dejado la vida con carencias, pero rica en humildad.
Y sucedió el milagro. El buen ojo de su tío lo puso en la órbita del América de Cali. Zapata, corpulento de 1,89 centímetros, se distinguió por su fuerza, velocidad y esa zancada larga con el que superaba a los rivales. En 2006 pegó el salto a las reservas de los Diablos Rojos, y dos años después debutó en la Primera División, con 17 años.
Disputó el Mundial Sub-20 que Colombia organizó en 2011, y en ese combinado juvenil conoció a James Rodríguez y Luis Muriel. Anotó un gol en tres partidos y tras la competencia fichó con Estudiantes de La Plata.
Sus gritos de gol llegaron a oídos del Napoli, que se lo llevó para la temporada 2013-2014, a cambio de 10 millones de dólares.
En dos temporadas con el Napoli llegó a hacer dupla con Gonzalo Higuaín.
Pasó por el Udinese y la Sampdoria antes de llegar al Atalanta, con el que ganó el derecho a disputar la Champions League.
La Copa América es una revancha para Zapata. No fue tenido en cuenta por José Pékerman para disputar el Mundial de Rusia 2018, pero Carlos Queiroz le echó el ojo y lo ve como la nueva alternativa en ataque para suplir al histórico Radamel Falcao.
Regresar al San Paolo, continuar en el Atalanta o cambiar de aires es ahora el dilema de Zapata, ese milagro que el futbol le arrebató a la guerra en Colombia.