El último vagón de La Máquina llegó y tiene un toque ecuatoriano. La sequía goleadora que actualmente presenta Cruz Azul en el torneo parece que pronto tendrá fin y el antídoto se llama Bryan Angulo.
No fue el canadiense Lucas Cavallini, tampoco el colombiano Mauro Manotas. Los directivos celestes voltearon más al sur, exactamente a Guayaquil, la segunda ciudad más grande y poblada de Ecuador. En ese lugar Angulo triunfó con el Emelec, así los sedujo de inmediato gracias a su capacidad de un auténtico depredador del área. Todo fue sencillo y la negociación ya se consiguió sin miramientos.
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Fue una novela que se alargó de más, tuvo drama y suspenso, pero también un final feliz para beneplácito del aficionado cementero. Incluso se esperaba al jugador desde el miércoles, pero problemas migratorios lo retrasaron. El momento llegó. Un apodado “Cuco” pisó suelo mexicano al mediodía de ayer, ya con Visa de Trabajo en sus manos. El rostro del sudamericano denotó sorpresa cuando lo asediaron varias cámaras y micrófonos por todos lados. No fue todo y es que algunos aficionados con su playera azul también lo esperaron. La fidelidad no conoce tiempos, la pasión menos.
Sus palabras fueron breves. El departamento de prensa sólo lo dejó hablar algunos segundos. A pesar de eso, lució comprometido e ilusionado por su primer reto fuera de tierras ecuatorianas.
“Muy contento de hacer un sueño realidad y venir a un club muy grande, vengo a hacer las cosas bien, es lo más importante. Feliz por el cariño de la gente que me ha escrito por Instagram y por el recibimiento aquí”, relató con una sonrisa, misma que no ocultó esa felicidad al llegar a una institución como Cruz Azul.
El atacante no le teme a nada. En China lo pretendieron, Necaxa también lo buscó, pudo ser Rayo, sin embargo, Angulo quiso un reto más grande en su carrera profesional. El balompié azteca fue la opción idónea para seguir su camino y así pueda mirar de cerca a su Selección.
Al final, Bryan seguirá defendiendo su color favorito, justo, así como lo hizo en Emelec, pero ahora con La Máquina. Esa indumentaria le va bien y a partir de ahora no quiere defraudar como la esperanza en el ataque celeste. En su anterior club marcó 67 anotaciones, es así como la expectativa sobre el futbolista ecuatoriano es muy alta. El gol lo tiene tatuado en la mente.
En Ecuador lo deja todo, sobre todo a su familia, incluidos a hijos y esposa.