El Bayern, pese a que al comienzo de temporada había muchas cosas que hablaban en contra -las cortas vacaciones, las tensiones entre el entrenador Hansi Flick y el director deportivo Hasan Salihamidzic- volvió a ganar la Bundesliga, por novena vez consecutiva, refrendando su hegemonía.
Este sábado el Bayern aseguró el título antes de jugar, gracias a la victoria del Borussia Dortmund sobre el RB Leipzig (3-2).
Las razones de esa hegemonía son múltiples. El dominio bávaro parece eterno pero no ha existido desde siempre. Y nunca una serie había sido tan larga como la de ahora, que se inició en 2013.
El primer título liguero fue en 1969. Antes de la existencia de la Bundesliga, cuya primera temporada fue 1962/1963, había sido campeón alemán sólo una vez, antes de la guerra, en 1932. Y si se busca al Bayern entre los clubes fundadores de la Bundesliga no se le encuentra.
Su ascenso se dio en 1965 y ahí empiezan a sentarse los cimientos de lo que vendría después. El Bayern quedó tercero en su primera temporada en la máxima categoría del futbol alemán pero no era todavía ni siquiera el primer equipo de Múnich. El campeón esa temporada fue el 1860 Munich.
Si se revisa hoy la lista de campeones de la Bundesliga se encuentran 30 títulos para el Bayern que luego es seguido desde muy lejos por el Borussia Dortmund y el Borussia Mönchengladbach con 5 cada uno.
Luego siguen el Werder Bremen con 4, el Hamburgo y el Stuttgart con 3, el Kaiserslautern y el Colonia con 2 y el 1860, el Núremberg, el Eintracht Braunschweig y el Wolfsburgo con uno.
En los años setenta y ochenta otros clubes tenían condiciones similares a las del Bayern en cuanto al tamaño de sus estadios y al poder económico de sus ciudades como para haberse convertido en sus competidores pero, por diversas razones, no las aprovecharon.
Sin duda, parte del poder del Bayern se basa en su poder económico en comparación con otros equipos alemanes. Esa solidez financiera es algo que los bávaros de han trabajado con los años y ha tomado decisiones drásticas para superar dificultades económicas en determinados momentos.
Un momento clave fue cuando, en 1984, el joven director general de entonces y posteriormente presidente Uli Hoeness decidió, ante una deuda de 8 millones de marcos que era mucho para entonces, vender a Karlheinz Rummennigge por 11.5 millones al Inter de Milán.
Aunque algunos medios sugirieron que Hoeness estaba loco al vender al mejor jugador alemán de la época logró acabar con la deuda de un plumazo y, con el dinero restante, fichó a Lothar Matthäus del Gladbach.
Entre el 85 y el 87 el Bayern, además, ganó la Bundesliga tres veces seguidas, con lo que igualaba la serie récord de entonces y que solo vendría a superarse con la serie actual.
En los ochenta y los noventa el Bayern tuvo rivales que interrumpían sus series de títulos, algunos con claramente menos recursos como el Bremen o el Kaiserslautern.
Luego surgió la primera gran época del Dortmund, con los títulos del 95 y el 96 y el triunfo de la Liga de Campeones en el 97.
Ha habido también rivales del Bayern que nunca han ganado la Bundesliga pero han estado cerca. Dentro de esa categoría está ante todo el Bayer Leverkusen, que se ganó el apodo de Vizekusen por su acumulación de segundos lugares.
Los más dramáticos fueron en 2000 cuando le bastaba empatar ante el ya descendido Unterhacking en la última jornada y perdió- y en 2002, cuando deslumbró a media Europa pero al final perdió la Bundesliga con el Dortmund y las finales de la Copa de Alemania con el Schalke y la de la Liga de Campeones con el Real Madrid.
El Schalke, que ahora ha descendido, también estuvo cerca en 2001, cuando un gol de Patrick Anderson contra el Hamburgo en el minuto 4 del descenso le dio el título al Bayern cuando en Gelsenkirchen ya llevaba un rato celebrando.
En la serie actual hay un elemento curioso y es la fluctuación relativamente alta que ha habido en el banquillo por el que han pasado Jupp Heynckes, Pep Guardiola, Carlo Ancelotti, Niko Kovac y Hansi Flick.
Ancelotti y Kovac no terminaron su segunda temporada, fueron relevados por Heynckes, que había empezado la serie, y Flick respectivamente que arreglaron las cargas en su momento. Ahora Flick dejará el equipo, con destino todavía desconocido aunque puede ser la selección, y su sucesor será Julian Nagelsmann, que pasará al Bayern tras dos temporadas al frente del Leipzig.