Bien se dice que no hay sabor más dulce que el de la revancha. La historia le debía a Santos una actuación gloriosa en Toluca luego de las finales perdidas en el infierno y finalmente llegó. Los Guerreros se coronaron en la capital mexiquense.
Con el espíritu santo por delante, una defensa más solida que una pared y la contundencia como principal virtud, los de La Comarca Lagunera.
Hauche le puso dramatismo con su gol, mas no fue suficiente. Al anhelo del onceavo mandamiento rojo se quedó para otra ocasión.
El grito de “6 se puede” que durante toda la Liguilla fue la bandera de Torreón se cambió por el “6 se pudo”. Santos lo logró y es un gran campeón.
ESTO y El Sol de Toluca traen lo mejor de la final
EL JUEGO
Las puertas del infierno se abrieron a una hora poco usual, aunque con una expectación y revuelo mayores a los que acostumbran los domingos al mediodía. En la capital mexiquense se respiraba nerviosismo, pero también se palpitaba la definición de la gran final.
La Bombonera se vistió de gala. El recibimiento para los Choriceros fue inmejorable desde la tribuna, pero el rival también contaba y Santos salió dispuesto a demostrar que la tercera sería la vencida en un inmueble que anteriormente le había arrebatado dos copas.
No te pierdas: Cristante vs Siboldi, un duelo por la historia
La primera parte de la tarea fue llevada a cabo por nota por los muchachos de Siboldi. La defensa lagunera contuvo a pie firme el intento de inicio a tambor batiente escarlata. Todos los embates locales se estrellaron con la muralla verde comandada por Izquierdoz, quien no conforme con su labor defensiva, saldría desde atrás como un auténtico caudillo que comandó el ataque santista en el primer gol del juego.
El central argentino condujo desde su propio campo. Recorrió metros valiosos al frente y sirvió para Julio Furch. El “Emperador” dio cátedra de cómo recibir de espaldas, cubrir la pelota y rematar de media vuelta. La bola que salió de su zapato entró pegada al poste izquierdo de Talavera. El lance del cancerbero fue inútil. El averno se congeló.