Mientras el mariachi toca ´La Bikina´ los seleccionados Sub-17 se reencuentran con sus familias. Fueron 56 días de estar concentrados. El llanto aparece.
El Tricolor volvió con amargura al país, pero mirar y tocar a sus seres queridos, les regresa la alegría a los jóvenes. Muchos papás realizaron el traslado a Brasil, no estuvieron tan distanciados, pero la convivencia con sus hijos fue escasa. En el CAR no hubo candados.
La música sigue, el ´Triste´ de José José es la siguiente melodía. Las anécdotas que se cuentan son muchas, cada jugador relata lo vivido en el Mundial de Brasil.
En ese instante hay una pausa en el convivio. Los jugadores caminan al campo principal para la foto del recuerdo. Primero los futbolistas, nadie más, la mitad parados y el resto parados. Enseguida la misma imagen, pero con la adhesión del ´Chima´ Ruiz.
El entusiasmo se siente en el ambiente. El debatible penalti que le dio vida a Brasil en la final mediante el VAR se olvida, es lo de menos. A la fotografía se unen Yon de Luisa, Gerardo Torrado y el resto de staff que fue parte el torneo juvenil. Los medios de comunicación también son invitados, pocos se animan.
Los papás de los futbolistas, primos, hermanos, capturan todo con sus celulares. Ellos son los últimos en pasar para el retrato. En estampida las familias se colocan entre los jugadores y queda capturada la imagen. No falta nadie más.
Vienen más abrazos, autógrafos, saludos. El convivio es un éxito.
De regreso a la carpa la comida está servida. Varios guisos esperan a los futbolistas. Los tacos que tanto extrañan son el menú principal. La cebolla, el cilantro, nopales y variedad de salsas completan le dan sazón a la carne.
El mariachi vuelve a tocar. Es momento del ´Cielito Lindo´
Luego de eso viene un reconocimiento a los 21 futbolistas que representaron a México. Los jóvenes son llamados uno por uno y reciben el aplauso de sus mismos compañeros.
La reunión casi llega a su fin. Un bloqueo en la caseta a Cuernavaca retrasó hora y media todo lo planeado.
Las familias se despiden, los músicos también. Los jugadores se desean éxito, todos se reencontrarán en sus respectivos equipos, como aliados o adversarios. El siguiente reto es llegar a Primera División profesional.
Así se cierra la travesía 56 días después, donde todo empezó. Grata satisfacción para los juveniles aztecas.