Es el mejor, no existe nadie delante de él. La vitrina personal de Ignacio Trelles es única, dos manos no son suficientes para enumerar sus laureles. Siete títulos de Liga, ocho más entre Copa, Campeón de Campeones y Concacaf, sin olvidar el de ascenso, ponen a Don Nacho en la cúspide.
Ricardo Ferretti tiene los mismos campeonatos de Liga, sin embargo, en la suma de todos, está todavía a tres de Trelles.
Una fractura de tibia y peroné que le provocó el Pulques León cambió la vida de Ignacio en 1948: “La fractura de mi pierna fue sin duda el momento más difícil de mi vida deportiva.
Ángel León me fracturó, él fue mi compañero en Necaxa, entrando al área me salió con las dos piernas, fue una jugada muy tonta”, contó Nacho a ESTO en el festejo de su centenario de vida.
Ese momento fue el punto de quiebra, Nacho dejó de jugar e inició su carrera en la docencia técnica.
DULCE ÉPOCA
Zacatepec confío en él en 1950 y en esa misma temporada los ascendió a Primera División. Fue el inicio de una época dulce con los Cañeros. “Yo salía de trabajar una hora antes de las 3 de la tarde para poder llegar a entrenar al entonces poderoso Zacatepec, ascendimos, me fui y regresé para ser campeón en Primera División”, contó Ignacio en la misma plática con el Diario de los Deportistas.
El Marte se interpuso un instante en el romance entre Nacho y el cuadro de morelense, sin embargo, a partir de 1953 y hasta 1961, Trelles dejó un legado imborrable.
En la temporada 1953-1954 don Nacho logró su primer título de Liga con los Cañeros, en ese mismo año Trelles ganó el Campeón de Campeones. El tercer trofeo con Zacatepec se dio en el torneo de Copa de 1956-1957.
Tres años después de su primera conquista de liga con los morelenses llegó la segunda en la temporada 1957-1958. La inercia ganadora se mantuvo los siguientes meses. Don Nacho sumó otro Campeón de Campeones y otro galardón de Copa.
HAY VIDA EN MARTE
Antes de endulzar su carrera, Nacho encontró vida en Marte. En la temporada 1953-1954 Trelles guio al cuadro inicialmente llamado Guerra y Marina a lograr su primer título de Liga en Primera División. El Marte sumó 26 puntos, uno más que el Oro y el Puebla. Ese fue el primer galardón para Ignacio.
ARDIÓ EN EL INFIERNO
Tras su etapa en Cuernavaca, Nacho se desplazó 130 kilómetros y llegó a Toluca en 1966, no sin antes un paso discreto con el América. En suelo mexiquense su legado se acrecentó. En dos años Ignacio sumó cuatro títulos más a su currículum. En 1966-1967 la Liga fue para los Diablos Rojos, repitieron al siguiente año en la temporada 1967-1968, pero también sumaron el Campeón de Campeones en 1967 y 1968.
Su época brillante como escarlata la selló con la Copa de Campeones de Concacaf de 1968. Ese año se tiñó de rojo. Para ese entonces Trelles sumaba cinco campeonatos de liga, tres de Campeón de Campeones, dos de Copa, uno de Concacaf y uno de ascenso.
A TODA MÁQUINA
En 1976 llegó a los vagones de La Máquina. Otra época gloriosa para Don Nacho. La quinta Liga de Trelles llegó en 1978-1979, pero no fue todo, Cruz Azul consiguió el bicampeonato en 1979-1980. Ignacio dirigió a los celestes en sus años más fructíferos. Nacho, al lado de Miguel Marín, Ignacio Flores, Miguel Ángel Cornero, Guillermo Mendizábal, Rodolfo Montoya, José Luis Chaplin Ceballos, le dio alegrías al equipo. Si Comizzo no hubiera pateado a Hermosillo en la final de 1997 contra León, el título de 1980, sería el último de Cruz Azul.