Las autoridades británicas intentaban recuperar este martes el cadáver, cuya identidad aún se desconoce, localizado entre los restos sumergidos en el canal de la Mancha de la avioneta en que desaparecieron el futbolista argentino Emiliano Sala y su piloto hace dos semanas.
"Estamos intentando recuperar el cuerpo. Si tenemos éxito, consideraremos la viabilidad de remontar a la superficie los restos del avión", anunció la Oficina Británica de Investigación de Accidentes Aéreos (AAIB) en un breve comunicado.
"Debido a las fuertes mareas sólo podemos utilizar el vehículo operado a distancia por periodos limitados cada día y esto significa que el progreso será lento", advirtió el organismo, precisando que no hará más anuncios tras haber informado a las familias del resultado de la operación.
Sala, de 28 años, y su piloto, el británico David Ibbotson, de 59 años, volaban el 21 de enero a bordo de un monomotor Piper PA-46-310P Malibu entre Francia y Gran Bretaña cuando desaparecieron de los radares a unos 20 km de la isla británica de Guernsey, situada en el canal de la Mancha.
El atacante argentino habían partido desde la localidad francesa de Nantes, en cuyo club jugaba desde hacía año y medio, para incorporarse al galés Cardiff que lo acababa de fichar por una suma estimada en 17 millones de euros, un récord para este equipo amenazado con el descenso a segunda división.
Su desaparición conmocionó a los aficionados de ambos clubes y a numerosas figuras del fútbol, que expresaron su solidaridad con la familia de Sala.
Casi dos semanas después, las autoridades británicas anunciaron el domingo haber hallado los restos de la avioneta en el fondo del mar, y al día siguiente haber detectado la presencia de "un ocupante" entre los restos del aparato, sin precisar de quién se trata.
El tiempo apremia
David Mearns, director de Blue Water Recoveries, una empresa privada contratada por la familia del delantero argentino para llevar a cabo una búsqueda submarina, explicó a la AFP la importancia de sacar rápidamente el cadáver.
"Cuando se trata de un cadáver, el tiempo apremia", afirmó este experto en naufragios que localizó el aparato.
"Es por lo tanto imperativo que procedan a recuperar la avioneta y el cuerpo", agregó, explicando que la dificultad radica en "ver cómo se puede extraer el avión sin mover el cuerpo y asegurarse de que se recupera todo".
Después de haber contribuido a localizar e identificar los restos de la avioneta en el fondo del mar, Mearns abandonó la isla de Guernsey y el caso está ahora exclusivamente en manos de la AAIB.
Este organismo tiene previsto publicar dentro de dos semanas un informe con los avances de su investigación sobre lo ocurrido.
El control de tráfico aéreo de la isla británica de Jersey, también en el canal de la Mancha, explicó que el día de su desaparición la avioneta volaba a 5 mil pies (unos mil 700 metros de altura), pero antes de desaparecer de los radares el piloto pidió autorización para descender hasta 2 mil 300 pies.
El 26 de enero, dos días después de que las autoridades británicas abandonasen las operaciones oficiales de búsqueda, la familia de Sala anunció que se disponía a continuar gracias a los fondos obtenidos mediante una colecta en internet.
"Sin esto, no creo que nadie hubiera buscado el avión. La AAIB nos dijo que no le parecía que hubiese mucho que ganar" encontrándolo, explicó Mearns.
Finalmente, el organismo participó en las operaciones de localización de la avioneta en cooperación con Blue Water Recoveries.