La Concacaf de siempre. México superior, malos arbitrajes y un estadio maldito. El Tricolor empató sin anotaciones contra Trinidad y Tobago en el inicio de la Copa Oro, eso no estaba presupuestado.
La igualada costó sangre literal. Hirving Lozano terminó en el hospital tras un golpe que recibió en el ojo izquierdo. El impacto fue físico y emocional.
El cuerpo de los mexicanos estuvo en el AT&T Stadium, el mismo lugar en el que Luis Montes se fracturó en 2014 y Néstor Araujo en 2018, pero su mente se fue con el Chucky.
El cerrojo no pudo abrirse. Rogelio Funes Mori lo intentó hasta cansarse, anotó, pero su gol se invalidó de mala manera.
Todo le salió mal a México. Chucky lesionado, no ganó y el grito que la FIFA considera discriminatorio reapareció.
El Tricolor fue un vendaval antes de que Lozano saliera del campo. Rogelio Funes Mori con la cabeza se quedó cerca de marcar su primer tanto en juego oficial con México. Marvin Phillip sacó el remate.
El portero fue el mejor jugador de los trinitarios. El golpe que le dio a Lozano fue accidental, Marvin siguió la jugada, el problema fue el empujón que le dio su compañero Ross Russell.
Hirving salió. Tecatito Corona se quiso echar el equipo al hombro, Jesús Manuel desbordó por ambos lados, pero le faltó más calma para decidir en el área.
Los mexicanos se notaron distraídos, tardaron en regresar al juego, pero lo lograron. El Tricolor se dio un festín de remates a la portería, tiros de esquina y paredes en el área. Efraín Álvarez y Luis Rodríguez fueron la pareja por el lado derecho, mientras que Osvaldo Rodríguez se encargó de surtir de centros por el sector izquierdo. El jugador del León le ganó el puesto a Jesús Gallardo. La primera anotación era cuestión de tiempo, pero no sucedió.
Gerardo Martino se comunicó con su auxiliar Jorge Theiler a través de un radio para darle indicaciones. El Tata no pudo estar en la banca por la expulsión que sufrió en la Nations League.
Martino metió a Orbelín Pineda y luego a Jonathan Dos Santos. El estratega azteca movió todo para ganar el juego.
El guion fue el mismo. México encima y Trinidad y Tobago multiplicándose para evitar que les hicieron daño.
Orbelin portó el número 10 en la playera, entró emocionado, pero erró un gol tras un pase de Héctor Herrera en el área.
El tiempo comenzó a ser un aliado de los Soca Warriors. El Tricolor era el obligado a anotar y eso provocó pases precipitados.
Angus Eve cambió piezas. La única forma de competirle a México era en lo físico. El combustible se les agotó a algunos y por eso vinieron las modificaciones.
El Tricolor llegó las veces que quiso, pero le faltó finiquitar las jugadas. Tecatito Corona con un remate en el área que terminó estorbándole a Orbelín Pineda y un tiro de lejos que Marvin Phillips sacó con los dedos fue el que más cerca estuvo de marcar.
La desesperación por no marcar pasó a la tribuna. El grito que la FIFA considera discriminatorio apareció y el juego se tuvo que pausar un momento.
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Tras la pausa Jesús Gallardo centró raso, Funes Mori metió el balón a la red, pero la anotación se invalidó por un incorrecto fuera de lugar. El árbitro Ricardo Montero firmó un mal trabajo. El abanderado Roney Salinas cooperó con esa mala marcación.
El enojo de la gente provocó que reapareciera el grito y otra interrupción en el juego. La desesperación fue total. México pudo perder el juego con distracciones, pero el tiempo terminó y la Selección quedó a deber con un debut que no era el esperado.