La tarde cae y es el momento exacto para salir por las calles, disfrutar la ciudad y admirar los incomparables postales que regala esta urbe que entre rascacielos, sol, arena y mar entretejen fotografías únicas en esta Copa del Mundo.
El paisaje es perfecto y no hay comparación en un Puerto que se distingue por la creación de pequeños barcos de madera, la pesca, elaboración de redes y de telas finas para realizar bellos turbantes y trajes tradicionales.
Con motivo de la Copa del Mundo, el Puerto de Katara fue acondicionado para albergar obras de arte, espectáculos de danza, festivales infantiles, exhibición de la pesca y un sinfín de tareas que se realizan fuera del futbol y que no solamente lo podrá disfrutar el qatarí sino todos los turistas que visiten el país.
El lugar transmite paz, sabiduría de la cultura árabe y musulmana, pues acoge a varias personas vestidas con turbantes, burkas y trajes tradicionales que enmarcan su arraigo a esta región del Medio Oriente.
Los barcos se pierden con la belleza de los rascacielos, la arena cobija el horizonte y el mar extiende la vista con tal de llegar hasta el fin.
Danzas árabes junto a aromas de hierbas y maderas le dan contexto a una tarde en familia, y a lo lejos la tranquilidad se perturba pues en una orilla una enorme pantalla gigante recuerda que la Copa del Mundo está presente en Qatar, por lo que la calma y el sueño llega a su fin.
Katara es el sueño hecho realidad que deseó estar entre la tranquilidad del mar y la exuberancia de estar entre enormes rascacielos.
Nota publicada originalmente en ESTO