Una fuerza imparable contra un objeto inamovible; la mística merengue contra la mentalidad alemana: Bayern Múnich contra Real Madrid. El choque de dos conceptos tan igualados ya anticipaba lo que podía ser la ida de las semifinales de la Champions League. No hubo ventaja alguna que pudieran sacarse, cada uno en lo suyo y en lo que mejor domina. El 2-2 final deja todo abierto para la vuelta, en el Santiago Bernabeu.
La aristocracia europea se mueve de maneras misteriosas, nada es lo que parece. La previa pintaba al Bayern Múnich como la víctima perfecta, pero el conjunto alemán suele crecerse ante la adversidad.
Thomas Tuchel ganó la batalla inicial y mandó al frente a sus hombres, ante un Madrid avasallado que solo pudo ver la luz gracias al poco acierto de Sane, Kane y Musiala, que dejaron ir al menos tres oportunidades claras en el arranque.
Sin embargo, en esas condiciones es cuando el Real Madrid se siente más cómodo. Como una premonición, Tuchel había anticipado que el equipo de Ancelotti no necesitaba de un juego demasiado elaborado para generar peligro, le basta con el talento de sus futbolistas.
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Cuando el Bayern mejor se sentía, Tony Kroos filtró un balón al para dejar solo a Vinicius, que no falló ante la salida del gigante Neuer. Con el Madrid adelante al minuto 23, la historia parecía repetirse, el despropósito del cuadro alemán para aprovechar sus oportunidades y encajar a las primeras de cambio.
Bayern Múnich despertó, pero Real Madrid se salvó
Tardó el conjunto alemán en encontrar nuevamente su futbol, y solo fue en la parte complementaria que fue rescatado por su esencia. Un disparo de Kroos amenazó con colarse en el ángulo pero el lance de Neuer evitó la tragedia.
Inmediatamente después, al 53, Sane logró igualar el partido en un desborde vertiginoso que culminó con un potente disparo al primer palo de Lunin. Minutos más tarde, al 57, Kane convirtió desde los once pasos tras un claro penalti de Lucas Vázquez a Musiala.
El equipo de Thomas Tuchel tuvo para ampliar la ventaja, sobre todo a balón parado, con dos corners en los que sus jugadores encontraron franca posición de remate, pero el balón salió sin fuerza y a las manos del arquero.
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Abajo en el marcador, otra vez el Madrid apeló a su misterioso ataque y, tras perdonar una ocasión clara, Vini concretó desde el punto penal, tras una falta a Rodrygo, en la culminación de un empate vertiginoso entre los dos colosos.
Nota publicada originalmente en ESTO