El Cairo, Egipto.- Suma tres goles, que podrían ser cinco si no hubiese fallado dos penaltis. El senegalés Sadio Mané alterna aciertos y errores en partidos sin brillo desde el inicio de la Copa África de 2019, al igual que su Selección Nacional, que necesita de la mejor forma del delantero del Liverpool para llegar lejos.
Mohamed Salah se estrelló con Egipto, Hakim Ziyech con Marruecos... El campeón de Europa con el conjunto inglés, resistió al imprevisible escenario de los octavos de final, pero, al igual que los otros dos astros, no vive precisamente semanas tranquilas desde su llegada al país de las pirámides.
Suspendido en el partido correspondiente la primera fecha de la fase de grupos, el regreso de Sané coincidió con la derrota de 1-0 que Senegal sufrió ante Argelia.
Pero el rápido delantero reaccionó con dos goles en la victoria de 3-0 contra Kenia para sellar el pase a los octavos de final, aunque falló un penalti antes de acertar en el segundo cobro desde los 11 metros.
Ante Uganda, Sadio Mané volvió a fallar una pena máxima, aunque antes había abierto el marcador. Con tres goles, más sus errores, su balance está equilibrado, al igual que el de los Leones de la Teranga, que no han mostrado, de momento, todo su potencial antes del duelo de cuartos de final, en El Cairo, ante Benín.
Las controversias sobre los cobradores de penaltis revelan a menudo luchas de egos en los vestuarios. No es el caso en Senegal. Es Sadio el que los lanza, salvo que él mismo decida no hacerlo. Al unísono detrás de su estrella, Senegal aspira al primer título de la Copa África en su historia.
De líder de la manada de los Leones de la Teranga a faraón de África, Mané no esconde sus ambiciones después de su temporada gloriosa, en la que alcanzó la cumbre europea al conquistar el tìtulo de la Champions League con el Liverpool. En caso de conquistar la Copa África pasaría a ser serio aspirante a convertirse en el segundo africano en ganar el Balón de Oro tras el liberiano George Weah, en 1995.