El resultado es lo de menos cuando los sueños se hacen realidad. El estadio Olímpico Universitario vivió historia pura y se pintó de rosa con su primer partido en la Liga MX Femenil y último con gente, hasta nuevo aviso, en todas las categorías del futbol mexicano.
Pumas y Cruz Azul no se hicieron daño, en un guion que pareció esperado, donde lo principal fue el precedente que marcaron. Un 0-0 final, que en ningún momento decepcionó al respetable.
El invicto continuará para ambas instituciones. Las felinas llegaron a ocho encuentros sin perder y las cementeras ya ostentan siete duelos sin conocer la derrota. La Liguilla está cerca para ambas.
¿Un partido de futbol femenil en Ciudad Universitaria? Lo que mucho tiempo fue imposible, finamente ayer se hizo realidad. El Festival Tiempo de Mujeres lo logró y pintó de rosa el estadio de CU, ese mismo que se negó tantas veces, pero que ayer a mediodía vivió historia pura y, ante todo, un día muy especial. La emoción de las jugadoras felinas fue notable. El pánico escénico por jugar en uno de los recintos más importantes de nuestro país y declarado Patrimonio de la Humanidad, se quedó dentro de los vestidores y salieron con una gran enjundia. Bien dicen que la primera vez nunca se olvida y con esa emoción, entonaron orgullosas el Himno universitario con el puño arriba.
Las cementeras no se quedaron atrás y también lucieron contentas, con la convicción de disfrutar cada minuto de juego.
Poco importó el brote de Coronavirus y la prevención en el mundo de futbol por evitar los eventos masivos. Las aficiones de ambos conjuntos arroparon a las suyas y se hicieron presentes en gran número para vivir un hecho inusual, además de un avance gigantesco en la Liga MX Femenil, en esa lucha por la equidad de género. Eso sí, fueron cuidadas a su ingreso con gel antibacterial, como protocolo de la Liga.
Las universitarias iniciaron muy motivadas. Su sueño se cumplió, pero no se conformaron. El famoso Goya apareció en las gradas y sonó en repetidas ocasiones. Eso animó más y las del Pedregal estuvieron cerca.
Liliana García y Edna Santamaría, atacantes de Pumas, fueron las más insistentes. En el complemento no cambió. Las felinas mostraron esa garra que las caracteriza, pero la redonda fue caprichosa y no quiso ingresar a la red. Santamaría sacó un riflazo, pero ya estaba Brenda García en la línea para impedir el tanto con el muslo. El grito quedó ahogado tras 90 minutos.