El regalo de año nuevo para Pedro Caixinha, director técnico de Cruz Azul, tardó un poco más de lo previsto, pero finalmente llegó a la capital. El portugués pidió su deseo y la directiva, encabezada por Ricardo Peláez, lo consintió una vez más. El tercer “capricho” del timonel es un hecho y espera que este sí sea la vencida.
El nombre de Iván Marcone ya se olvidó. Del contención argentino ni se acuerdan y es que ya encontraron a su reemplazo ideal. Y no era para menos, Stephen Eustáquio llegó a México como una auténtica estrella de Rock; las expectativas son muy altas.
Todo fue un completo caos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La llegada del portugués a Cruz Azul causó mucha expectativa y decenas de medios de comunicación lo esperaban en una de las salidas. Entre empujones y un gran tumulto, el último integrante de La Máquina celeste, ayer hizo su aparición en suelo azteca.
El reloj marcó las cinco de la mañana. Acompañado de su representante Carlos Carvallo, el futbolista salió y se mostró impresionado ante el furor que causó.
A pesar de tener acercamientos y visores siguiéndole la pista de grandes clubes del Viejo Continente, el mediocampista se decidió por México. El luso tiene claro a dónde llega y qué escudo representará en el balompié de nuestro país de ahora en adelante. Así mismo, reveló que un factor importante para su llegada es que un compatriota e iniciador en su carrera como Pedro Caixinha esté en el banquillo celeste.
“Es un equipo muy grande de México. Estoy muy contento de estar aquí. Caixinha es importante. Me ha dicho que cuenta conmigo y está contento porque yo esté aquí”, expresó con una tímida sonrisa al ver tantas cámaras y micrófonos a su alrededor.
En su primera aventura fuera de su país, Eustáquio no le teme a uno de los retos más importantes en su corta carrera como profesional. Se dijo feliz por su arribo y tiene la firme convicción de dejar huella en la institución celeste y no ser uno más de tantos que pasan por La Noria.
Fue una travesía de varios minutos. La gente de prensa de la institución logró colarlo hasta una camioneta que ya lo esperaba a las afueras del aeropuerto. El siguiente paso fue realizar exámenes médicos, checar que todo estuviera en orden y firmar contrato. Será vinculado por cuatro años. Cruz Azul pagó 3 millones de euros por el 50% de los derechos del jugador. La Máquina está completa. Llegó el vagón que le hacía falta y ahora sí, todos juntos irán encarrilados en busca de la gloria con un toque más portugués.