Impulsados por sus grandes figuras, los Dodgers de Los Ángeles dejaron atrás 32 años de sequía al coronarse el martes tras vencer en la Serie Mundial a las Rayas de Tampa Bay.
En varios departamentos, tanto en pitcheo como a la ofensiva, destacaron peloteros del conjunto californiano, entre ellos, los lanzadores zurdos, Clayton Kershaw y el mexicano Julio Urías, al sumar cuatro victorias en los playoffs, nadie más que ellos acumularon tantos éxitos en estos playoffs.
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De esas cuatro victorias de Kershaw, ganador de tres trofeos Cy Young en su carrera, dos de ellas fueron en el Clásico de Otoño en el Juego 1 y 5, haciendo a un lado cualquier tipo de fantasmas que recaían sobre él al llegar a estas instancias.
Por su parte, el serpentinero sinaloense tuvo una actuación por demás destacada siendo parte del roster de abridores de la novena dirigida por el timonel Dave Roberts, coronándola incluso con un rescate en el sexto juego.
En el renglón de abanicados, Kershaw y Walker Buehler estuvieron dentro de los tres mejores, sólo superados por Tyler Glasnow (Tampa Bay), quien recetó 40 chocolates.
A la ofensiva, Corey Seager, quien se convirtió en el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, tuvo grandes números al encabezar el renglón de carreras impulsadas y ser segundo en jonrones e imparables.
El short stop de los Dodgers remolcó 20 anotaciones, pegó ocho palos de cuatro esquinas y disparó 22 inatrapables, siendo una pieza clave en el ataque de su equipo para levantar el anhelado gallardete.
En cuanto a la velocidad, no hubo hombre más rápido en las colchonetas que Mookie Betts, al estafarse seis veces las almohadillas, una de las fórmulas para fabricar carreras.
Betts, procedente de los Medias Rojas de Boston, firmó un jugoso contrato con los Dodgers, de 365 millones de dólares, por 12 años, desquitando el sueldo desde que portó estos colores por primera vez en esta campaña.
Por si fuera poco, fue el tercer mejor bateador en el departamento de imparables, con 21, además de sus grandes atrapadas en el jardín derecho, que se traducían en fuertes inyecciones anímicas por su liderazgo.
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