Valentía, destreza, audacia, un impecable manejo del caballo, sincronización y precisión, son algunos de los atributos que deben tener las mujeres que integran una Escaramuza Charra.
Al respecto, vale la pena recordar que lo largo de 1950 se formaron los primeros grupos de ocho mujeres que sobre los corceles y acompañadas con música realizaron las primeras temerarias evoluciones en los ruedos de los lienzos que albergaban las prácticas del llamado Deporte Nacional.
Ataviadas con llamativas vestimentas al estilo de Adelitas desde entonces cautivaron a los espectadores, al tiempo que amalgamaron aún más el núcleo familiar. Sus coreografías sobre caballos rinden homenaje a las mujeres que fueron partícipes en las batallas revolucionarias.
Dichas rutinas se componen de doce ejercicios obligatorios, como las cruces, las escaleras, las coladeras, los giros y el abanico, realizados al son de canciones tradicionales mexicanas.
Una de las primeras referencias documentadas que existen en torno a las mujeres que sobre los lomos de un corcel ejecutan una rutina de baile, data de alrededor del año 1800, corresponde a un grupo inglés femenil a caballo llamado March of the Hussars; en 1884 se establece el conjunto francés del Circle des Champs Elysée; en 1876, el del Corty Circus de Berlín, así como las cuadrillas mixtas de la policía montada en países como Estados Unidos, Canadá, Australia, entre otros.
En cuanto a grupos ecuestres mexicanos, está considerado como precursor de la Escaramuza Charra a un grupo de ocho damas conocido como Mexican Señoritas que participaban en las giras que producía el Pawnw Bill Will West Show, en el año de 1887, en el que realizaban peligrosos movimientos a caballo. Existe un cartelón de la época que prueba el hecho.
Tras la Revolución Mexicana, esas prácticas se retomaron con mayor brío. Entonces se forman asociaciones que se establecieron en varios estados de la República Mexicana, en sus actividades participaban los socios que provenían de las haciendas ganaderas.
Estos se habían refugiado en las grandes ciudades, durante la contienda, así como charros de nuevo cuño que trataban de aprender cómo ejecutar las faenas vaquerizas contratando profesionales para ellos.
El 14 de septiembre de 2017, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) entregó a la Charrería el certificado como Patrimonio Cultural de la Humanidad, dentro de la misma se consideró incluida a la práctica de la Escaramuza Charra.