Los códigos de vestimenta de las mujeres en el deporte están determinados por tradiciones que están desactualizadas y basadas en un género. Sus atuendos han intentado conciliar durante mucho tiempo las nociones de “feminidad” con las de “atletismo”, pero este proceso ha convertido a las mujeres en objetos para ser admirados en lugar de ser valorados por sus habilidades deportivas.
Pero actualmente hay una rebelión. Lentamente, las atletas están rechazando las obsoletas regulaciones de los uniformes y exigen que se dé prioridad al atletismo sobre la estética.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Donde ahora el énfasis parece estar en revelar los cuerpos de las mujeres, antes sucedía lo contrario. En el siglo XIX, cuando a las mujeres de clase media alta finalmente se les permitió participar en juegos como el tenis sobre pasto, su atuendo era adecuadamente "femenino", modesto y diseñado para atraer a un posible marido en lugar de mejorar su atletismo.
A principios del siglo XX, la educación física comenzó a contribuir a la reforma de la vestimenta femenina para la actividad física. La gimnasia y la túnica liberaban al cuerpo de las prendas de sujeción, como corsés y corpiños.
Las deportistas de hoy todavía están navegando por las convenciones del código de vestimenta, aunque ya están comenzando a oponerse abiertamente a ellas.
Este mismo mes, el equipo femenino de balonmano de playa de Noruega fue multado por su "vestimenta inadecuada" durante el Campeonato de Europa en Bulgaria. Esto se debió a que jugaban en pantalones cortos, a diferencia de la parte inferior del bikini escasa requerida, que debía ser "ajustada y cortada en un ángulo hacia arriba hacia la parte superior de la pierna" y tener un ancho lateral máximo de 10 centímetros, según el Reglamento de la Federación Internacional de Balonmano de 2014.
A los equipos masculinos de balonmano de playa siempre se les ha permitido llevar pantalones cortos. Después de solicitar sin éxito que se reemplazara la parte inferior del bikini por pantalones cortos, el equipo femenino de Noruega tomó el asunto en sus manos cuando llegaron al juego por la medalla de bronce contra España.
A pesar de haber sido amenazadas con una multa o descalificación por parte de la Federación Europea de Balonmano, optaron por hacer una declaración y usar pantalones cortos elásticos hasta los muslos.
Esto resultó en una multa de equipo de mil 500 euros, que la federación noruega acordó pagar en nombre de las jugadoras en una muestra de apoyo.
Después de esto, la cantante de pop Pink! también salió a defender a las atletas y se ofreció a pagar dicha multa.
“Estoy muy orgullosa del equipo femenino de balonmano de playa de Noruega, por protestar sobre las reglas tan sexistas sobre su uniforme (...) Bien por ustedes, señoras. Yo estaré feliz de pagar sus multas por ustedes. Sigan así”, escribió la artista en su cuenta de Twitter, el pasado 24 de julio.
https://twitter.com/Pink/status/1419127641068630016
Hubo protestas similares por el código de vestimenta de las atletas en el Campeonato Europeo de Gimnasia Artística en Suiza este año. Las gimnastas alemanas decidieron oponerse a su sexualización, vistiendo trajes de cuerpo entero. Todo comenzó con la actuación de Sarah Voss, que fue seguida de inmediato por dos de sus compañeras de equipo.
La decisión de cubrir todo su cuerpo fue premeditada. Recibió el apoyo total de la federación alemana (DTB), que recomendó que las atletas femeninas siempre se sientan cómodas con su indumentaria.
El traje de cuerpo entero, aunque rara vez se ve en la gimnasia competitiva femenina (a menos que existan razones religiosas para usarlo), en realidad cumple con las reglas de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG).
Los competidores pueden usar un "unitard (maillot de una pieza con piernas largas, desde la cadera hasta el tobillo)", siempre que sea "de diseño elegante".
Por lo tanto, la flexibilidad es evidente en algunos códigos de vestimenta deportiva femenina, pero ciertamente no en todos. Voss y su equipo aprovecharon la oportunidad de competir como atletas de élite con un uniforme que complementaba mejor su destreza física.
Tanto los ejemplos de balonmano como de gimnasia ponen de relieve cómo las mujeres, como conocedoras de la institución del deporte, están empezando a cuestionar la forma en que las federaciones deportivas presentan y controlan sus cuerpos.
Esto allana el camino para que más deportistas se opongan a los códigos de vestimenta que se basan en ideas arcaicas de cómo deberían verse las mujeres, a menudo a través de los ojos de los hombres.
Lee también otros contenidos de Normal ⬇️