Una de las piezas clave para la realización de los Juegos Olímpicos México 1968, fue sin duda el reconocido arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, fallecido a los 94 años, el 16 de abril de 2013,que coincidentemente correspondía a su fecha de nacimiento. Eslabón irrompible entre la justa veraniega y el Movimiento Estudiantil del 68, el arquitecto protagonizó decisiones que cambiaron el rumbo de la magna celebración deportiva de aquel entonces.
A la par de este evento histórico, el arquitecto mexicano, autor de obras como el Estadio Azteca, el Museo de Antropología y la Basílica de Guadalupe, por citar sólo tres de las más emblemáticas de este país, tuvo a su cargo la presidencia del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos en aquel octubre de 1968.
Pero, además, este entusiasta e incansable personaje que también impartió cátedra como maestro de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue autor del esbozo que conmemoró la justa olímpica, el tan memorable “México 68”. Pero lo fundamental fue su capacidad de organización y las decisiones que tomó y que a la postre le dieron la razón a México, al confrontar al Comité Olímpico Internacional (COI), principalmente por no aceptar la presencia de Sudáfrica que habría significado el boicot de al menos 50 países africanos y del bloque no alineado. Por eso, el arquitecto Javier Ramírez Campuzano considera que México le dio autoridad moral al COI, el gran aporte para el movimiento olímpico después del 68.
El presidente Gustavo Díaz Ordaz designó a Ramírez Vázquez, presidente del Comité Organizador, a raíz del fallecimiento de López Mateos. El tiempo apremiaba, solamente faltaban dos años y no había infraestructura deportiva aún, pero gracias a su capacidad y tras rodearse de un equipo eficiente, en dos años, creó los Juegos más exitosos de la historia.
Nacido en la Ciudad de México el 16 de abril de 1919, Pedro Ramírez Vázquez de igual forma fue presidente del Comité Olímpico Mexicano y obtuvo el Premio Nacional de Bellas Artes en 1973; entre sus obras mundiales destaca el edificio sede del Comité Olímpico Internacional, ubicado en Lausana, Suiza, así como la construcción del museo de esta importante institución deportiva.
Por esto y tantas cosas vinculadas al olimpisimo, el arquitecto mexicano quedó adherido a los aros olímpicos, gracias a su aportación a los Juegos Olímpicos que hoy en día siguen siendo referencia a nivel mundial, en imagen e identidad.
El legado de Ramírez Vázquez, en torno al movimiento olímpico, quedó sellado en 1972, cuando ingresó como miembro al COI; para 1986 fue cuando inició con la obra de la magna sede. Pero no cabe duda que su obra maestra fue la organización de los Olímpicos de México 68, labor que quedó plasmada gracias a su empeño y gran trabajo, mismo que hasta la actualidad permanece como fiel testigo de un personaje que dejó parte de su vida en una de las celebraciones que marcaron a México en la historia del olimpismo.