Una vez más la historia de la gimnasia se ve manchada por otra historia, donde la presión y las humillaciones acabaron con el sueño de otra deportista.
Nacida en Roma en 2003, Nina Corradini llegó en 2019 a la selección italiana de gimnasia rítmica. A sus 16 años reunía todos los requisitos que una joven promesa necesita para formar parte de la disciplina durante muchos años y apuntaba maneras para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
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Sin embargo, tiempo después, la promesa de la gimnasia tomó una de las decisiones más difíciles de su vida: dejar su prolífica carrera y hoy te damos a conocer el calvario que tuvo que sufrir al formar parte de la élite de la gimnasia rítmica italiana.
¿Qué le pasó a Nina Corradini?
Desmayos, comentarios humillantes sobre su cuerpo o el uso de laxante a escondidas para perder peso de manera rápida son algunas de las situaciones que Corradini vivió.
"Me pesaba 15 veces al día. El laxante me deshidrataba y, al no comer, no me quedaban fuerzas. Enfermé porque tenía poco hierro en el cuerpo. Una vez me desmayé, pero las entrenadoras me hicieron ir al gimnasio de todos modos, pensaron que era una excusa", desveló.
"Comía cada vez menos, pero todas las mañanas me subía a la báscula y no me iba bien. Durante dos años sufrí ofensas diarias. Para las entrenadoras yo era solo un peón, no había relación humana. Nunca me preguntaron cómo estaba", confesó la deportista.
A Corradini y a sus compañeras de selección las pesaban en público, delante de todas las demás.
"Traté de ponerme la última de la fila, no quería ser humillada delante del equipo. La entrenadora me repetía todos los días: 'qué vergüenza', 'come menos', '¿cómo puedes verte en el espejo?'. Un sufrimiento", dijo al diario italiano 'La Repubblica'.
La gimnasta explicó que debido a estas situaciones, la comida terminó por convertirse en una pesadilla.
"Si estabas dentro de sus cánones te trataban diferente, pero nunca nos los dijeron. Yo pesaba unos 55 kilos (175 cm de altura), pero la entrenadora siempre tenía algo que decir al respecto. La comida se había convertido en una pesadilla y pensaba en las consecuencias de comer ciertos alimentos", manifestó Nina.
Nina culpó a una entrenadora
Corradini apuntó a una sola entrenadora como la gran culpable de su abandono, pero no reveló su identidad.
"Solo una fue la que expresó con comentarios negativos, siempre era lo mismo, las demás se limitaban a leer los datos de la libreta. No sé si la Federación conoce este método: tal vez los controles sí, pero el trato y las humillaciones no".
La gimnasta, plata en los mundiales de Busapest (Hungría) 2017 con la selección juvenil, no habló nunca con sus padres de lo que sufría. Lo hizo una vez dejó de competir, primero a su madre y después a su padre.
"La competencia era muy alta, más fuerte que la amistad. Yo también creía que estaban bien, casi me sentía culpable por estar enferma.
"No fue fácil contarles lo que pasó y las verdaderas razones detrás de mi decisión de abandonar la gimnasia rítmica. Mi madre empezó a llorar en un restaurante y mi padre se enfadó mucho con los entrenadores, sobre todo porque yo era menor de edad", contó.
El día de que renunció Corradini
La deportista contó también el día que decidió dejar su carrera como gimnasta, pues para ella "ya había sido suficiente" de tanto sufrimiento.
"Recuerdo el día que encontré la fuerza para irme, fue el 14 de junio de 2021. Había pasado cada minuto de los últimos meses deseando escapar de allí. Ahora quiero informar y proteger a las niñas más jóvenes: todos deben saber la realidad", declaró la joven de 19 años.
Ahora, ya fuera del "circulo vicioso" del deporte de máxima exigencia, Corradini, aunque sigue sufriendo las consecuencias de su paso por la selección italiana de gimnasia rítmica, espera que su testimonio ayude a compañeras que pasen por la misma situación o a evitar que más chicas sufran lo que ella sufrió.
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"Me cuesta comer delante de otras personas, pero espero dar voz a todas las demás víctimas de estas presiones", finalizó.
Con información de EFE