Para un pelotero no hay nada más reconfortante que recibir un aumento de salario para la siguiente temporada, aunque en ocasiones es complicado, porque hay equipos que quieren mantener una nómina baja, sin grandes salarios y es por ello que los jugadores tienen la opción de recurrir al arbitraje salarial, donde un tercero decidirá si merece o no un alza en su salario.
Este año, dentro del grupo de beisbolistas con derecho al arbitraje salarial encontramos al relevista mexicano Roberto Osuna, quien ha sido una gran sensación desde su llegada hace tres campañas con los Azulejos de Toronto y tras un año donde ganó 552,400 dólares, piensa en una cifra de varios millones de dólares. Su equipo lo sabe, por ello ya le hizo una oferta de 5.3 millones, pero Roberto desea 5.8 mdd, por lo que de no existir ningún arreglo este fin de semana, su caso podría ser resuelto del 29 de enero al 16 de febrero en Phoenix.
Ambas partes pueden evitar llegar a las últimas instancias y cerrar un trato en los siguientes días, incluso podría ser por dos temporadas.
Osuna no es el primer pelotero mexicano que recurre al arbitraje. En el pasado, Fernando “Toro” Valenzuela, Erubiel Durazo, Dennis Reyes, Alfredo “Patón” Aceves, Miguel González, Rodrigo López, Óliver Pérez negociaron su contrato hasta el mes de febrero, semanas antes del inicio de la pretemporada.
¿QUÉ ES?
Es un proceso de Grandes Ligas por medio del cual cada parte –pelotero y club- trata de convencer al juez de que su propuesta es la correcta. La propuesta del equipo no puede ser nunca menor al 80% del salario que obtuvo el jugador el año inmediato anterior.
En 1973, el Sindicato de Jugadores de Grandes Ligas (MLBPA), guiado por Marvin Miller, incorporó en el Convenio Laboral, documento que firman cada cierto tiempo con Grandes Ligas, el método del arbitraje salarial con el objetivo de quitarle la resolución de disputas salariales al Comisionado.