Rodri Hernández es el ganador del Balón de Oro 2024, un premio que lo distingue como el mejor futbolista del mundo, pero que también recuerda el origen humilde de un muchacho español que solo quería jugar a la pelota sin pensar en los grandes lujos.
Cuando tenía 16 años quedó fuera de las inferiores del Atlético de Madrid, un error que los colchoneros pronto notarían. Aunque esa situación no le preocupaba demasiado a Rodri, seguía sus estudios en la Universidad Jaime I de Castellón.
Mientras él estudiaba Administración y Dirección de Empresas, su ahora esposa Laura Cascante estaba en la carrera de medicina. Desde entonces la pareja está junta y vive entre Manchester y Valencia, donde ella trabaja como cirujana.
Claro que eso es todo lo que se sabe del ganador del Balón de Oro, pues contrario a otros futbolistas, él renunció a los grandes lujos y sobre todo, a mantener su vida privada en el ojo público.
“Rodri siempre tuvo muy claro que su vida no fuera sólo el fútbol, quería llevar una vida como la de cualquier persona”, dijo Pablo Álvarez, uno de sus compañeros en las inferiores del Villarreal.
¿Qué lujos rechazó Rodri Hernández durante su carrera como futbolista?
Su carrera como profesional comenzó realmente en el Villarreal, equipo que terminó su formación en sus juveniles. Posteriormente regresó al Atlético de Madrid a cambio de 25 millones de euros. Claro que, ese traspaso y la cantidad de dinero que comenzaría a ganar no lo cambiaron en nada.
“Su coche, hasta hace bien poco, era un Opel Corsa de segunda mano que le compró a una señora cuando sacó el carnet. Le aconsejaron que se comprara uno mejor por seguridad y por los viajes que hacía de Madrid a Castellón. No entendía lo de gastarse un dineral en un auto. De hecho alguna vez me comentaba que algunos compañeros estaban ‘locos’ por los cochazos que se compraban, que lo importante era que te llevara y ya está”, dijo Valentín Henajeros, su compañero en la universidad para Marca.
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Además, su excompañero resaltó que después de varios años aceptó cambiar el teléfono celular. Una muestra de la humildad que caracteriza al nuevo mejor jugador del mundo.
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