Las dudas para el Abierto Mexicano del 2024 fueron muchas. El venue, la hoteleria, los presupuestos y sobre todo, la calidad que podrían ofrecer a todos los asistentes apuntaban a que el torneo no se realizara o simplemente cambiara de sede, sin embargo, aunque Mextenis sabía que era un riesgo, tenían que asumir el reto, pues más allá de todo existe un compromiso con Acapulco.
Renata Burillo, presidenta del Consejo de Administración de Mextenis es firme: “No podemos de repente decir, ay, amamos Acapulco y hacemos el torneo, y en el momento en que más nos necesita, decir, híjole, pues, ¿qué crees? Voy a perder dinero, entonces mejor me voy”.
Bajo esa filosofía, la cabeza de la empresa emprendió junto a su equipo un camino, que ella misma describe como “una batalla campal”, que por supuesto implica un sacrificio económico importante.
“Económicamente, sí, sí hay sacrificio. Sí fue un impacto en nuestra proyección, hubo gastos inesperados, pero realmente, el primer impacto económico fue la reconstrucción del venue porque ya se tenían presupuestos de operación para este año, si no hubiera pasado Otis, no iba a ser un año muy distinto a lo que llevábamos haciendo. Entonces el impacto fue al principio, hasta hoy, el mayor impacto fue la reconstrucción del venue y en segundo lugar saber que el ingreso se va a ver mermado por la falta de poder traer el 100% de la audiencia que normalmente viene al torneo”, explicó a ESTO.
Hubo reducción de presupuesto en el ABT
Para amortiguar dicho impacto el torneo se vio obligado a reducir su presupuesto en todas las áreas, aunque solo lo necesario, pues tampoco se trataba de que algo quedara como “si se hubiera hecho con tres pesos”, dijo la directiva entre risas.
“Cuando sabes que va a haber un impacto negativo en el negocio, pues, tratas de apretarte el cinturón lo más que se pueda. Entonces, todos los gastos que se pensaban hacer extras se eliminaron. Si un jugador pedía garantías era un no. Todas las áreas que conforman el torneo tuvieron una reducción en presupuesto y, pues, sí, eso se ve afectado, pero creo que también nuestra responsabilidad era sacar el torneo lo mejor que se pudiera y hacer maravillas”, dijo Burillo.
El reto por supuesto que ha sido el más grande en la historia de Mextenis, los recortes impactarán en toda la empresa, pues algunos proyectos serán frenados en pro de la realización del Abierto Mexicano de Tenis.
“Como empresa, pues, también había muchos planes que se tenían con unos Challengers que íbamos a hacer en verano y otras actividades que íbamos a hacer, sobre todo en Los Cabos, que, pues, se tuvieron que poner en pausa por el impacto que va a tener el torneo este año”, explicó.
Acapulco quería su AMT
Desde 2001, año en el que el AMT se mudó al Pacifico mexicano, la competición se ha realizado ininterrumpidamente por 23 años, ni la pandemia pudo con ella, es por ello que más allá del tenis, los acapulqueños querían y necesitaban su torneo, lo cual fue crucial para la realización.
“La verdad nos costó nada el trabajo convencerlos de que queríamos hacer el torneo. Al revés, desde el día uno, desde la primera vez que venimos después de Otis, ya cuando pudimos comunicarnos con todo nuestro equipo y con Mundo Imperial y con otros hoteles, pues, sí, el primer llamado fue vengan, háganlo, no lo piensen, generemos empleo, no nos pueden abandonar”, relató Renata.
Más allá de los empresarios, el motor económico que significa el AMT para Acapulco fue la inspiración para que a pesar de todo, se realizara en tiempo y forma, como se ha hecho por más de dos décadas.
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“El torneo significa mucho económicamente para todos y el torneo también tiene un impacto en la moral del puerto, en esa difusión positiva de un estado que es complejo. Difundir que en Acapulco se hacen cosas buenas y que sigue siendo la belleza natural que ha sido siempre”, cerró.