El tenis lo trae en las venas.
Sascha creció en un ambiente tenístico donde su padre, Aleksandr, y su madre, Irena Zvereva, ambos profesionales, abandonaron su natal Rusia para criarlo en Alemania, cerca de una Academia donde empezaron a impartir clases. Primero a su hermano mayor, Mischa, y después a él.
En un principio practicó el hockey, baloncesto y futbol, en ninguno logró destacar. Quizás el destino se empeñó en llevarlo por por varios caminos con la raqueta en mano, sabedor que dejaría huella.
Mientras iba creciendo veía a Roger Federer dominar los grandes eventos de la ATP y lo tomó como fuente de inspiración. Encontró a un ídolo que tiempo después se cruzaría en el circuito. A los 17 años decidió dar el salto al profesionalismo y dejar atrás la idea que tenía por ser basquetbolista profesional, donde no solamente idolatraba a su compatriota Dirk Nowitzki, también sentía una gran admiración por la estrella del Heat de Miami, Dwyane Wade.
Quienes lo conocen bien y desde pequeño aseguran que odia perder; es un competidor nato que está acostumbrado al éxito.
“No podía aceptar la derrota ni siquiera cuando jugábamos entre nosotros. A menos de que él fuera el ganador, no había forma alguna de alejarlo de la cancha”, comenta su hermano mayor, Mischa Zverev.
Alexander, el “Principito del tenis”, está llamado a ser el próximo gran referente del deporte blanco, eso sí, cuando el famoso ‘Big-3’ les abra paso a las nuevas generaciones de tenistas.