Cuando las conferencias vía telefónica se tornan aburridas,Brent Robertson sabe que tiene alguien que le puede arrancar unasonrisa: Gus, un perro asiduo visitante de su oficina.
El golden retriever frecuenta las oficinas de Fathom, la empresaconsultora para la que trabaja Robertson en West Hartford,Connecticut. También lo hacen Pookie y Ari, los perros de doscompañeros de trabajo de Robertson.
Muchas empresas con una cultura laboral relajada estánpermitiendo que sus empleados lleven a sus mascotas a la oficina.Robertson es un empresario que piensa que la presencia de animaleslevanta la moral, mejora el ambiente laboral y aumenta laproductividad.
“Todos sonríen y se ven más felices” cuando ven a unperro, afirmó Barbara Goldberg, directora general de O*Connell& Goldbert, firma de relaciones públicas de Hollywood,Florida. Su bulldog Rosie es otra visitante habitual.
Un estudio de la Sociedad para la Administración de losRecursos Humanos indicó que el siete por ciento de las empresasestadounidenses permiten la presencia de mascotas en sus oficinas,aunque esa estadística no refleja la situación de pequeñoscomercios que no tienen departamentos de recursos humanos y noparticiparon en la consulta.
El dueño de Badger Maps, Steve Benson, tiene una cruza dePomeranian, Foxy, que parece saber cuándo alguno de los empleadosde esa firma que genera aplicaciones necesita consuelo.
“Son muy intuitivos”, expresó Benson aludiendo a losperros. “Saben cuándo una persona está tensa”.
No todo el mundo, sin embargo, piensa que los animales puedenestar en una oficina o un negocio.
Por cada persona que se siente feliz con la presencia deanimales, hay otra que es alérgica a ellos o les tiene miedo.
Rodney Alvarez, ejecutivo del departamento de recursos humanosde Celtra, empresa que hace publicidades con videos, dice que hayque tomar en cuenta ciertos asuntos legales, como un seguro quecubra las mordidas que pueda dar un perro, y asegurarse de que losanimales no son agresivos, para que no asusten a los visitantes.Algunos propietarios de firmas dicen que cuando entrevistan a unpotencial empleado le advierten que en el lugar hay animales.
Los empleados de la oficina de Celtra de San Francisco pidieronpermiso para llevar sus mascotas. Los gerentes se lo dieron en suscuatro oficinas, pero con la condición de que todo el personalestuviese de acuerdo. Un empleado se opuso, de modo que nadie puedellevar animales a la sucursal de Boston.
Un individuo que hace entregas regularmente a Fathom le tienemucho miedo a los perros. Dado que Gus “es un perro muypegajoso”, según Robertson, “reunimos a los perros y losencerramos en una sala para que no molesten” al visitante.
En la empresa de relaciones públicas Sterling, siete de 20empleados desean llevar sus perros a la oficina de Los Gatos,California. La directora general Marianne O’Connor, que tiene unpastor alemán llamado Kaya, preparó un programa que contempla lavisita de dos animales por día. Y no permite que se acerquen amuebles tapizados.
“Los alejamos gentilmente y ellos aprenden, saben que eso noes para ellos”, dijo O’Connor.
En la librería Crescent City Books de New Orleans, la mayoríade los clientes se alegra de ver a Isabel y algunos dejan que elgato se pose sobre sus faldas mientras leen. “Las personas a lasque no les gustan los gatos mantienen cierta distancia”, expresóel gerente del local Michael Zell.
A veces pueden surgir problemas de comportamiento, pero losdueños de los animales saben cómo lidiar con ellos. Si Rosie, elbulldog de O’Connell & Goldberg, empieza a ladrar durante unaconferencia telefónica, la sacan de la oficina. Cuando el perro deBuchanan no se llevaba bien con el de un empleado, el jefe pagó aun entrenador para que resolviera el asunto y se restableció lapaz.
La empleada de Sterling Rosie Brown recuerda un episodio en elque Hazel, un vallhund sueco de un colega, estaba ansioso porque sudueño no salía de una reunión a hizo sus necesidades detrás desu silla. Al día siguiente, el dueño de Hazel llevó una torta ala oficina con el cartel, “lamento que no me pude contener.Cariños. Hazel”.
“Todos nos reímos y asunto superado”, relató Brown.
Mucha gente que no tiene animales se siente feliz de que suscompañeros lleven los suyos.
“Los perros se pasean de oficina en oficina, saludan a todos ysiguen”, dice Mikek Dunklee, copropietario de Blvd Suites,empresa que consigue alojamientos para corporaciones en Oak Park,Michigan. Algunos empleados hasta tienen cosas para darles de comeren sus escritorios.