LA HABANA, Cuba. (AFP).- Dos centenares de chinos que echaronraíces en Cuba y sus descendientes honraron a sus antepasados enel Cementerio Chino de La Habana comiendo cerdo asado y quemandobilletes falsos, en un intento por preservar una antigua tradiciónque, según ellos, trae suerte.
“Antes teníamos muchos chinos naturales aquí y para ellosera prácticamente una fiesta venir al cementerio, era como unreencuentro con los seres queridos desaparecidos, pero ahora losdescendientes somos los que estamos tratando de mantener estatradición viva”, declaró Jorge Chao, secretario del CasinoChung Wah, que dirige a las actividades de la comunidad china en laisla.
Entre los descendientes -quedan apenas 134 chinos naturales enCuba- “hay muchos que ignoran o no conocen la cultura y lastradiciones” de China, país que “respeta mucho a susancestros”, añadió Chao.
El festival de Ching Ming, que significa “claro ybrillante”, es unas de las fiestas más importantes delcalendario lunar chino. Se cree que esta tradición se remonta alprimer emperador de China, hacia el año 220 antes de nuestraera.
En el cementerio, ubicado en el centro de la capital cubana, lasfamilias limpian las tumbas, depositan flores, queman incienso yfajos de billetes falsos, y comparten con sus antepasadosverdaderos banquetes, una ceremonia que “da suerte”, segúnChao.
“Un banquete donde no puede faltar el pollo, arroz, ron, y elpuerco (cerdo) entero asado”, explicó María del CarmenRodríguez Lang, de 25 años, mientras repartía entre susparientes la comida desplegada sobre el panteón familiar.
Camino a la necrópolis, las familias depositan flores ante unmonumento que rinde homenaje a los chinos que lucharon en “laguerra de independencia de Cuba contra el colonialismo español”.“No hubo un chino cubano desertor, no hubo un chino cubanotraidor”, se lee en la tarja del monolito en mármol negro.
Unos 150 mil chinos, casi todos hombres, llegaron a la islaentre 1847 y 1874 como culíes para sustituir el trabajo esclavoafricano en las plantaciones azucareras.