/ jueves 11 de febrero de 2016

Invasión del mono

HONG KONG, China. (AFP).- Comienza el año del mono según elcalendario lunar chino, pero Hong Kong intenta limitar los primatesen aras de la paz con los seres humanos.

Los turistas y habitantes disfrutan con los monos que viven enlas colinas de la antigua colonia británica. El problema es quealgunos son unos descarados. En los medios de comunicación abundanlas anécdotas, como el caso de unos que "ocuparon" el patio de unaescuela y robaron la comida de los niños.

En 2007, el gobierno hongkonés lanzó un programa de control dela población de primates con operaciones quirúrgicas deesterilización.

"El objetivo último es reducir los conflictos entre losanimales y los seres humanos", explica Paolo Martelli, veterinarioy especialista en monos que participa en este programa. El númerode monos disminuye. Los senderistas que recorren la jungla no seponen de acuerdo sobre si son un valor añadido en el paisaje.

"Si no les damos de comer, nos acosan", protesta Easter Liu, de56 años, en la ruta de Kam Sham, una zona del norte de Hong Kongconocida como "la montaña de los monos".

Los primates saltan de árbol en árbol, sin temer a loshombres.

"Creo que los monos se multiplican demasiado rápido, másrápido que la población de Hong Kong, me siento amenazada",reconoce Liu, una vendedora a la que un día uno de ellos le robóun helado.

Tony Tsang, un arquitecto de 44 años, vivió una experienciaparecida. Un mono lo atacó para llevarse sus patatas fritas y susfideos instantáneos. "Mi primera impresión fue que eransimpáticos. Pero en cuanto escucharon el ruido de las bolsas decomida, se volvieron bravos. Fue más bien aterrador", contó a laAFP.

Otros consideran que estos animales forman parte de la herenciade Hong Kong. Los expertos responsabilizan de su comportamiento alos humanos que les dan de comer pese a la expresa prohibición delas autoridades. “'Especial”

El contacto con los humanos aumentó la agresividad de los monosy el índice de supervencia de los ejemplares más jóvenes subepor la multiplicación de las fuentes de comida.

"Cuando era niño venía aquí para ver a los macacos... Esespecial", cuenta Patrick Lau, un conservador de museo de 40 añosque vino de Kam Shan con sus dos hijos. "No es lo mismo que ver alos animales en el zoológico. Se puede interactuar con ellos".

Los últimos especímenes de macacos rhesus autóctonos de HongKong fueron vistos en los años 1950.

Los primates que habitan esta ciudad de siete millones dehabitantes son descendientes de los monos importados en 1910 paraque se comieran ciertos vegetales de la zona que eran tóxicos paralos humanos. Se desconoce de dónde provenían.

Las poblaciones actuales se componen esencialmente de macacosrhesus, de macacos de cola larga y de híbridos. Se estima que hayunos 2.000, frente a 2.400 en 2009.

Dos veces por mes, los veterinarios acuden a la jungla paraesterilizar a los monos varones y hembras. Los atraen con comida alas jaulas, los anestesian, los operan y luego los sueltan.

Los defensores de los animales no dicen gran cosa alrespecto.

"La realidad es que es un problema provocado por el hombre. Perosi la sociedad se niega a resolverlo, esterilizar a los animalessalvajes que no tienen a dónde ir es un mal menor", comenta JasonBaker, vicepresidente de la asociación Peta.

Desde 1999 se prohíbe alimentar a los monos. Las autoridadesplantaron 200.000 árboles frutales en el comienzo de los años2000 para intentar cambiar sus hábitos.

HONG KONG, China. (AFP).- Comienza el año del mono según elcalendario lunar chino, pero Hong Kong intenta limitar los primatesen aras de la paz con los seres humanos.

Los turistas y habitantes disfrutan con los monos que viven enlas colinas de la antigua colonia británica. El problema es quealgunos son unos descarados. En los medios de comunicación abundanlas anécdotas, como el caso de unos que "ocuparon" el patio de unaescuela y robaron la comida de los niños.

En 2007, el gobierno hongkonés lanzó un programa de control dela población de primates con operaciones quirúrgicas deesterilización.

"El objetivo último es reducir los conflictos entre losanimales y los seres humanos", explica Paolo Martelli, veterinarioy especialista en monos que participa en este programa. El númerode monos disminuye. Los senderistas que recorren la jungla no seponen de acuerdo sobre si son un valor añadido en el paisaje.

"Si no les damos de comer, nos acosan", protesta Easter Liu, de56 años, en la ruta de Kam Sham, una zona del norte de Hong Kongconocida como "la montaña de los monos".

Los primates saltan de árbol en árbol, sin temer a loshombres.

"Creo que los monos se multiplican demasiado rápido, másrápido que la población de Hong Kong, me siento amenazada",reconoce Liu, una vendedora a la que un día uno de ellos le robóun helado.

Tony Tsang, un arquitecto de 44 años, vivió una experienciaparecida. Un mono lo atacó para llevarse sus patatas fritas y susfideos instantáneos. "Mi primera impresión fue que eransimpáticos. Pero en cuanto escucharon el ruido de las bolsas decomida, se volvieron bravos. Fue más bien aterrador", contó a laAFP.

Otros consideran que estos animales forman parte de la herenciade Hong Kong. Los expertos responsabilizan de su comportamiento alos humanos que les dan de comer pese a la expresa prohibición delas autoridades. “'Especial”

El contacto con los humanos aumentó la agresividad de los monosy el índice de supervencia de los ejemplares más jóvenes subepor la multiplicación de las fuentes de comida.

"Cuando era niño venía aquí para ver a los macacos... Esespecial", cuenta Patrick Lau, un conservador de museo de 40 añosque vino de Kam Shan con sus dos hijos. "No es lo mismo que ver alos animales en el zoológico. Se puede interactuar con ellos".

Los últimos especímenes de macacos rhesus autóctonos de HongKong fueron vistos en los años 1950.

Los primates que habitan esta ciudad de siete millones dehabitantes son descendientes de los monos importados en 1910 paraque se comieran ciertos vegetales de la zona que eran tóxicos paralos humanos. Se desconoce de dónde provenían.

Las poblaciones actuales se componen esencialmente de macacosrhesus, de macacos de cola larga y de híbridos. Se estima que hayunos 2.000, frente a 2.400 en 2009.

Dos veces por mes, los veterinarios acuden a la jungla paraesterilizar a los monos varones y hembras. Los atraen con comida alas jaulas, los anestesian, los operan y luego los sueltan.

Los defensores de los animales no dicen gran cosa alrespecto.

"La realidad es que es un problema provocado por el hombre. Perosi la sociedad se niega a resolverlo, esterilizar a los animalessalvajes que no tienen a dónde ir es un mal menor", comenta JasonBaker, vicepresidente de la asociación Peta.

Desde 1999 se prohíbe alimentar a los monos. Las autoridadesplantaron 200.000 árboles frutales en el comienzo de los años2000 para intentar cambiar sus hábitos.

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