Las diminutas tumbas cubiertas de flores y adornadas de ángelesguardan mensajes de amor esculpidas en las lápidas sepulcrales:“Que descanse en paz mi mejor amigo”, “Gracias por tantosaños de felicidad”, “Jamás te olvidaremos”.
Las fotos de los difuntos revelan perros y gatos de todas razasy colores, pero el paisaje no se asemeja a la tumba abierta en elfondo del jardín de la familia donde se planta una cruzimprovisada con ramas que desaparecerá con los años.
Situado en la periferia de Bruselas, el Cementerio De Veeweyde,es uno de los cinco que existen en Bélgica exclusivamente paraanimales de compañía.
Un paseo entre sus árboles, donde reposan los restos de unosdos mil perros y gatos, revela cómo en el país la muerte de unamascota suele ser tratada como la de cualquier otro miembro de lafamilia, lo que ha permitido el desarrollo de todo un sector deservicios.
Hay empresas especializadas en el transporte de cadáveres demascotas, en la cremación individual o colectiva, en laconfección de ataúdes, de urnas funerarias e incluso de joyasdonde se puede llevar las cenizas del difunto.
“Para ciertas personas, una mascota es el niño de lafamilia”, señala Franck Goffaux, director de la SociedadProtectora de Animales, una asociación sin ánimo lucrativo quegestiona un cementerio de animales en la ciudad de Charleroi.
En Lieja, a unos 100 kilómetros al este de Bruselas, elcementerio “Le Paradis des Animaux” (El Paraíso de losAnimales) propone un servicio de embalsamado, velatorio einhumación en tierra a partir de 162 euros (179 dólares),variando de acuerdo con la talla del animal.
El local es el único de Europa que ofrece tumbas paracaballos.
El transporte del cadáver de una mascota por una empresaespecializada varía de 65 a 300 euros (72 a 332 dólares) enfunción de la empresa, la región y la eventual presencia deldueño en el vehículo.
Una opción cada vez más popular es la cremación individual,cuyos precios varían desde 15 euros (16.59 dólares) para unpájaro o un conejo hasta mil 700 euros (mil 880 dólares) para uncaballo grande.
En el caso de los perros, la cremación individual cuesta desde105 euros (116 dólares), para uno con menos de seis kilos, hasta240 euros (265 dólares) para aquellos con más de 60 kilos.
A ello se añade el precio de la urna funeraria, tan variablecomo los modelos propuestos y los materiales empleados en laconfección: arena y sal para las biodegradables que pueden costarmás de 300 euros (332 dólares); cerámica para las pintadasartesanalmente por más de 700 euros (774 dólares); mármol,bronce o granito para las esculpidas en forma de animal que cuestande 150 a 350 euros (166 a 387 dólares).
Hay también las urnas básicas en madera o aluminio a partir de10 euros, en función del tamaño deseado.
Quien no está dispuesto a invertir tanto en la despedida de sumascota puede optar por la cremación colectiva, cuyos precios enBélgica varían entre 30 euros (33.18 dólares), para animalescomo hamsters, pájaros o conejos, y 120 euros (133 dólares) paragrandes perros.
La desventaja en ese caso es la imposibilidad de recuperar lascenizas.
Sin embargo, en todos los tipos de cremación el establecimientoencargado está obligado por ley a entregar un certificadoasegurando que el cadáver del animal no ha sido manipulado antesde la incineración y que no se utilizarán sus cenizas.
Quienes no se interesen con ese tipo de cuestión pueden optarpor el descuartizamiento, un servicio ofrecido gratuitamente portodas las comunas (colonias) belgas.
Los cadáveres de mascotas son recuperados en las consultas deveterinarios, descuartizados y transformados en una especie depolvo empleado como combustible.
Todos los años, cerca de mil 500 toneladas de cadáveres deanimal tienen ese destino en Bélgica.
Sin embargo, esa no es la única alternativa gratuita para laspequeñas mascotas, ya que el país sigue autorizando lainhumación en jardines domésticos, en tanto se respeten lasreglas de higiene definidas por cada comuna.