Mientras en México avanzan los recursos legales que permiten a parejas del mismo sexo ejercer sus nuevos derechos familiares, la tendencia mundial vive un ritmo más acelerado, creando conceptos para las personas que no se identifican con los términos binarios de hombre y mujer, mucho menos con una familia tradicional.
Pese a que la adopción de parejas del mismo sexo ya se permite en Ciudad de México, Coahuila, Campeche, Colima, Morelos, Chihuahua, Chiapas, Nayarit, Aguascalientes, Querétaro, Guerrero, Baja California y San Luis Potosí, en los últimos cinco años, sólo cinco parejas han podido llevarlo a cabo.
En contraste, los matrimonios tradicionales (hombre-mujer) han visto 2,371 casos exitosos en el mismo lapso.
Aunque se trata de una clara minoría, la atención que recibe es muy amplia por el factor disruptivo que representa en la historia de la sociedad mexicana. La apertura de la diversidad sexual, han marcado a la generación millennial, donde abundan los agentes de cambio.
Las familias de la comunidad LGBTI se encuentran en crecimiento y los millennial lideran esa evolución. De acuerdo con una encuesta del Concejo de Equidad Familiar de Estados Unidos, reveló que 63% de los millennial de la comunidad LGBT están considerando expandir sus familias.
Estos datos se complementan con el 43% de este sector que ya lo está planeando, misma situación para el 55% de los millennial que no son LGBTI, una brecha muy corta.
En una publicación para Parenthood in America, la psicóloga clínica April Martin, sostiene que uno de los mayores retos para las familias homoparentales es desarrollarse “en una sociedad que no valora la riqueza en la diversidad”.
“La tensión creada por esta situación genera necesidades únicas para los padres homosexuales cada vez que acuden al sistema legal, educativo, a la profesión médica, de la salud mental, las organizaciones religiosas y la industria de los seguros”.
El artículo se enfoca en la sociedad estadounidense, donde se calculan alrededor de 5 millones de padres homosexuales (hombres y mujeres). En México, donde se conocen cinco casos de adopción legal, los retos podrían ser aún más grandes y serán responsabilidad de la generación millennial.
“La realidad que encontramos es que lo más destructivo para una familia se construye con secretos”, advierte Martin. “Los niños deben recibir información verdadera y relevante lo más pronto posible, junto con apoyo continuo par atender sus preocupaciones al respecto”.