/ sábado 22 de agosto de 2020

Apps de ligue.  Algoritmos de amor y sexo

Ante la pandemia, el contacto físico se sustituye por la imaginación. Aprovechar la tecnología y usar la mente para experimentar sensaciones relacionadas con la interacción del otro, es lo de hoy

Desliza el pulgar a la derecha. Más, un poquito más. Más. Con calma, pero firme. Suavecito. Así. Así. Así. ¡Ahhh! Suspira. Muérdete el labio. Disfrútalo. Confía en que el algoritmo te favorecerá y cuando sueltes, en la pantalla aparecerá la tan anhelada leyenda de “match”.

Momento. Aún no has “ligado”. Te gustó lo que viste, pero todavía tienes que mandar el primer mensaje y esperar a que haya química virtual. Admítelo, el mensaje de tu perfil es bastante anodino: “Debido al encierro, me entretengo a esto”. Así que, quizá, sea por esa foto que pusiste que, en menos de una hora, ya tienes más de 20 personas interesadas en conocerte.

Hay apps de ligue para todos los gustos y necesidades. Esas historias de que “se conocieron por internet y se casaron” son ciertas. Tan ciertas como los casos de fraude cibernético, así que cuida tus datos personales. Si eres precavido en Facebook, en estas aplicaciones también debes serlo.

El confinamiento social te ha obligado a utilizar la tecnología para conocer gente y —no te hagas— para tener sexo, aunque sea por videollamada. Sin embargo, esto de usar la computadora para solucionar problemas de amor no es nuevo. Comenzó en 1959. Así es, cuando ni siquiera eras una caricia erótica. Y fue idea de un par de estudiantes de la Universidad de Stanford, a los que seguramente habrías calificado de geeks.

“Me fascina el sexo oral y me encantaría que te sentaras en mi cara”. No te espantes. Si no te gusta que te hablen así, pues desliza la pantalla a la izquierda. La foto es muy importante. Te gustan más quienes aparecen sonrientes. “Estoy buscando al limón de mi tequila. A la que me sacará de Tinder. Al menos, a mi próxima exnovia. ¿Qué dices?”.

Foto: Pixabay

El Covid-19 hizo lo que ninguna campaña de mercadotecnia podría haber logrado. Millones de amantes aprovechando la tecnología para buscar, y encontrar, todo tipo de consuelo ya disponibles desde hace tiempo: aplicaciones de ligue, videollamadas, sexting, pornografía en tiempo real y tantas novedades en juguetes eróticos que llegan por mensajería con total discreción.

Las apps que más se usan para ligar son Whatsapp, Facebook, Instagram y Messenger, con datos comprobados por The Competitive Intelligence Unit (The CIU). Y es que cuando alguien te empieza a dar “like” a todo, pues, ya sabes que algo quiere.

Recién en febrero de 2019 —cuando ni te imaginabas que el canal de sexo explícito Pornhub iba a ser gratuito durante los meses de confinamiento—, The CIU publicó su informe “Love is in the web”. Ahí, se advierte que Mark Zuckerberg podría “jubilar a Cupido”, ya que 58.2% de los internautas utilizan WhatsApp para “romancear”, seguido de Facebook con 53.6%, Instagram con 41.8% y Messenger con 26.6%. “¡Todos estos servicios bajo el mando de Zuckerberg!”, escribió Ernesto Piedras, director de The CIU.

Esa misma agencia de consultoría en mercadotecnia publicó “Eros versus Cupido en la Red: Amor en tiempos de las Telecom 2019”, en el que explica que estas redes son modelos de negocio que buscan aprovechar el que 80.2 millones de mexicanos están conectados permanentemente a internet a través de un teléfono inteligente. Tantas cifras, ser un número más y saber que solo somos un segmento de mercado baja la libido. Sin embargo, es importante que sepas que el mercado del romance en línea lleva una tendencia a la alza. En 2019, 35.5% de los internautas mexicanos había descargado una de estas app. En lo que va de 2020, al menos, 20% más lo han hecho.

INVERTIR EN EL AMOR

“¿Qué me molestaría de ti? Que te pongas controladora y berrinchuda”. “Soy casado”. “Estoy todo el día en el trabajo, así que no me gusta que me pregunten del trabajo”. “Estas plataformas son muy complicadas para comunicarse, dame tu teléfono”. “¿Dónde vives?”.

Las frases son tan variadas como usuarios hay en esas aplicaciones. Son tantas como podrías encontrar en cualquier otro lugar donde se acostumbraba ligar: el gym, el antro, un restaurante, la oficina, la escuela…

Quizá ahora ya no tendrías que quitarte el anillo y será mejor que pruebes una plataforma para infieles. Si quieres el “vivieron felices por siempre”, hay una opción para ti. Si quieres sexo casual, ya sabes que existe una app donde sus usuarios incluso suben fotos que no dejan nada a la imaginación.

Entrar a las apps de ligue es como ir a esa fiesta de la que tanto te han hablado y, una vez que ya entraste, tú decides si te quedas o no. Notarás que hay otros tantos como tú y que los mensajes más frecuentes son los de “soy nuevo en esto” o “¿cómo va tu confinamiento?”

Al igual que has aprendido a cuidarte en otras redes sociales, en éstas será lo mismo. Si el perfil de quien te ha contactado no tiene una foto real o, peor aún, ni siquiera tiene foto, obvio, no le vas a dar tu teléfono ni lo vas a invitar a tu casa.

De hecho, todas las aplicaciones tienen advertencias de seguridad para el manejo de tu información. Por ejemplo, que no subas fotografías en las que aparezcan niños o evitar compartir número telefónico, correo electrónico y datos bancarios. Sin embargo, hay quienes lo hacen.

Lo que sucede es que quienes se dedican al sexoservicio también suben sus perfiles y utilizan estas herramientas para contactar clientes. Así que también te encontrarás leyendas como: “Si eres escort, no te ofendas, respeto la profesión, pero no me contactes. Yo sí busco una relación bonita”.

Estas aplicaciones también han sido cuestionadas por fomentar conductas que promueven el sexo sin protección, por lo que han tenido que incluir secciones sobre salud sexual, como parte de sus “recomendaciones de seguridad” para concretar un encuentro. A esos consejos se suman: encontrarse con el posible amante en lugares públicos, avisar a algún amigo de confianza que se acudirá a la cita y, en caso de que algo sea sospechoso, retirarse del lugar y reportarlo en la app.

En los últimos 25 años, con el uso de estas apps ha pasado de todo. Incluidos asesinatos, como los casos en Estados Unidos, en los que las víctimas habían sido contactadas vía Grindr, una oferta especializada en el mercado homosexual, bi y trans. No te asustes. El mundo virtual no es tan distinto a lo que pasa en la calle. Solo debes aprender a utilizar estos recursos tecnológicos que también tienen historias con final feliz.

El Covid-19 aceleró la revolución de la conexión digital que Match.com inició, en 1995, con su oferta para encontrar el amor en Internet. La geolocalización abrió la posibilidad de enlazarte con un amante potencial que te distrajera de la rutina matrimonial o con el chico gay más cercano. Sin embargo, la pandemia las ha obligado a robustecer sus funciones de videollamada o a habilitarlas próximamente.

A partir de la última semana de abril, en Bumble —que prefiere ser considerada una app de “networking” y no de ligue—, se duplicaron las videollamadas que, en promedio, duran 26 minutos. De hecho, en el Reino Unido, 1 de cada 3 usuarios respondieron que continuarán utilizando las teleconversaciones como un paso previo a concretar un encuentro en persona.

Melissa Oullette, directora de Bumble México, responde vía correo electrónico que el crecimiento que han tenido en las tres modalidades con las que cuentan —relacionamiento sentimental, búsqueda de amigos o bolsa de trabajo— ha sido exponencial. “Las personas buscan conectar desde sus casas no sólo a nivel romántico”, anotó.

Bumble se considera a sí misma como una app feminista que busca “ser parte del esfuerzo por terminar con la misoginia y reescribir las reglas anticuadas de los roles de género”.

Whitney Wolfe Herd, cofundadora de Tinder, salió de la app estadounidense que ha ganado fama por conectar sexo casual, luego de que sufriera acoso sexual de su jefe y exnovio Justin Mateen. Tras un periodo de depresión, ella creó Bumble que, hoy por hoy, es la principal competencia de las apps con las que cuenta Match Group, incluida Tinder. Pero esos son chismes de negocios.

Match Group es operador de OkCupid, PlentyOfFish, Tinder, Hinge y Match.com. Al escribir este texto, en junio de 2020, cada acción de ese grupo se cotizaba en 99 dólares, eso es el doble de lo que cotizaba tres meses atrás.

Irene Flores, editora de contenidos y educación financiera de Coru.com, explica que las aplicaciones para entablar amistades o encontrar pareja “están pasando por una gran racha”. Sin embargo, cuando se termine la pandemia, ese boom bajará o se estabilizará. De hecho, en 2015, Tinder debutó con una valoración de 15.20 dólares. En estos momentos, los títulos superan los 71.3 dólares, es decir, en apenas cinco años, su valor casi se ha cuadruplicado.

Si sospechas que mejor quieres invertirle a la Bolsa y no al amor, Irene advierte que las acciones de las apps de romanceo caerán entre 20 y 30%, pero se recuperan con el tiempo.

SEXO PARA NO ESTALLAR

La infidelidad siempre ha existido, sólo que ahora con las aplicaciones para infieles ya la podemos medir. Los que más saben sobre cómo afecta la tecnología a nuestras vidas en tiempos de coronavirus son precisamente las apps, porque el tener a tanta gente conectada a través del celular o un dispositivo les permite analizar el comportamiento de sus usuarios.

En el mercado, las aplicaciones para infieles fueron pioneras en el aprovechamiento de la tecnología para conectar usuarios con un objetivo común: tener una aventura.

Lo que resulta bastante interesante es que, para una app de esta naturaleza como Ashley Madison, los 2.2 millones de mexicanos inscritos en su aplicación hacen que seamos su quinto mercado más importante a nivel internacional, detrás de EU, Brasil, Canadá y Reino

Unido. Sus usuarios rondan los 30 años, en promedio, 9 de cada 10 están casados o en una relación estable y su nivel educativo y su salario suelen estar por arriba de la media nacional.

Una pareja se besa en medio de la contingencia por el Covid-19 en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago, Chile / REUTERS

En relación con las encuestas que han aplicado durante la emergencia sanitaria, resulta que 6 de cada 10 mujeres encuestadas aseguraron que tener una aventura les permitió aguantar mejor el confinamiento. En cambio, para los hombres, 6 de cada 10 respondieron que ni eso les hizo más llevadero el encierro.

Las mexicanas también han sido más atrevidas, pues 4 de cada 10 se saltó las normas de confinamiento para ver a sus amantes. En cambio, los hombres solo fueron 2 de cada 10. Además, ellas optaron por tener sexo vía videollamada —al menos 3 de cada 10 mujeres ya lo hacen, de acuerdo con los sondeos de esa app canadiense para infieles.

Christoph Kraemer, director para Europa de Ashley Madison, comenta que la pandemia ha puesto las relaciones de pareja a prueba. La entrevista es por video conferencia, vive en Alemania y dice que las situaciones de crisis son más llevaderas cuando se tiene una relación estable y fuerte. “Si la relación no ha sido muy buena, buscas en otra parte lo que no tienes en casa”, dice.

En los meses de confinamiento, la app canadiense descubrió que, entre sus usuarios, los beneficios de tener una aventura cambiaron: 34% buscaba tener algo con qué ilusionarse; 23%, tener una buena distracción de la rutina diaria; 14%, tener alguien con quién hablar porque la comunicación con la pareja no funciona; 13%, tener sensación de normalidad y 10%, mantener la libido.

“Un posible efecto del confinamiento es que el porcentaje de usuarios que dicen buscar algo a corto plazo ha bajado -22%, mientras que el porcentaje de los que dicen buscar una ciber-aventura aumentó +17%, desde el inicio de la cuarentena”, explica Christoph.

En abril, cuando recién empezaba el confinamiento, preguntaron cuáles eran los malos hábitos que identificaban en su pareja. Estar demasiado tiempo en el celular y que la pareja no contribuía con el cuidado de los hijos y la limpieza de la casa fueron las principales quejas. Otro dato: 6 de cada 10 entrevistados intentaron resolver junto con sus parejas esas diferencias, pero no lo lograron.

¡EN INTERNET SÍ LIGO!

El cerebro es el órgano sexual más importante y la piel, el más grande. Sin embargo, el coronavirus ha puesto en un predicamento el contacto cuerpo a cuerpo. Ya otros virus han retado las relaciones sexuales, pero el condón y las prácticas eróticas que suman besos y caricias son garantía de “buen sexo”.

El SARS-CoV-2 parece que también nos ha dejado sin los besos. Sin la cercanía física. Sentir al otro. Así que el cerebro busca entre todas sus conexiones neuronales cómo compensar eso que ahora la piel no le puede dar.

Así como ocurre con el “like” en los post de Facebook —que son un chispazo de dopamina que te hace sentir bien—, algo similar pasa cuando entras a la plataforma de ligue de tu preferencia y encuentras que, en menos de una hora, tienes más de 100 vistas a tu perfil nuevo y varios “flechazos”. Eso te hace sentir súper galán. No te hagas. Crees que eres la mujer más sexy. Cuando estás ligando por la app, tu cerebro está a cargo. No dará datos personales. Cuidará cada palabra escrita para averiguar más sobre el otro. Soltará una frase traviesa. Mandará una foto y se excitará con las imágenes que reciba del otro. Sentirás ese hormigueo entre las piernas, el cambio en la respiración y esas ganas locas de sentir un orgasmo.

¿Cómo se adaptará nuestro cerebro para encontrar el placer sexual, si el contacto físico está limitado? Ariadne Hernández Sánchez, directora del Grupo Interdisciplinario en Neurociencias y Arte, arriesga una primera hipótesis.

“A nuestro cerebro le gusta compensar. Cuando no tienes algo que necesitas, vas a buscar compensarlo, a veces, de forma positiva, pero también de forma negativa como ocurre con el abuso de las sustancias o el alcohol. Antes, con el uso excesivo de la tecnología, la gente decía: ‘Nadie me entiende’, entonces lo compensaba con el tiempo en la computadora o el videojuego. Ahora eso se va a convertir en parte de nuestra vida cotidiana”, dice, quien también colabora con el grupo de especialistas de la salud mental ROME Psiquiatría Integral.

“Este contacto físico podría ser sustituido por la imaginación que va a jugar un papel muy importante”, comenta Ariadne. Es decir, ahora será obligado usar la tecnología de manera racional y aprovechar la imaginación para experimentar sensaciones relacionadas con la interacción del otro.

“Lo que caracteriza una conducta adecuada o socialmente aceptada, depende en cierta medida del contexto en la que esta se realiza. El uso prolongado de la tecnología, de las redes sociales, de hábitos excesivos de autocuidado, que habitualmente podrían ser vistos como patológicos, podrían bien justificarse y abordarse desde el contexto de esta nueva normalidad”, explica.

Es decir, antes del coronavirus, el lavado constante de manos podía percibirse como un trastorno, pero ahora es necesario. Si, antes, buscar sexo en una videollamada podía considerarse como un desorden, ahora no lo será más.



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Desliza el pulgar a la derecha. Más, un poquito más. Más. Con calma, pero firme. Suavecito. Así. Así. Así. ¡Ahhh! Suspira. Muérdete el labio. Disfrútalo. Confía en que el algoritmo te favorecerá y cuando sueltes, en la pantalla aparecerá la tan anhelada leyenda de “match”.

Momento. Aún no has “ligado”. Te gustó lo que viste, pero todavía tienes que mandar el primer mensaje y esperar a que haya química virtual. Admítelo, el mensaje de tu perfil es bastante anodino: “Debido al encierro, me entretengo a esto”. Así que, quizá, sea por esa foto que pusiste que, en menos de una hora, ya tienes más de 20 personas interesadas en conocerte.

Hay apps de ligue para todos los gustos y necesidades. Esas historias de que “se conocieron por internet y se casaron” son ciertas. Tan ciertas como los casos de fraude cibernético, así que cuida tus datos personales. Si eres precavido en Facebook, en estas aplicaciones también debes serlo.

El confinamiento social te ha obligado a utilizar la tecnología para conocer gente y —no te hagas— para tener sexo, aunque sea por videollamada. Sin embargo, esto de usar la computadora para solucionar problemas de amor no es nuevo. Comenzó en 1959. Así es, cuando ni siquiera eras una caricia erótica. Y fue idea de un par de estudiantes de la Universidad de Stanford, a los que seguramente habrías calificado de geeks.

“Me fascina el sexo oral y me encantaría que te sentaras en mi cara”. No te espantes. Si no te gusta que te hablen así, pues desliza la pantalla a la izquierda. La foto es muy importante. Te gustan más quienes aparecen sonrientes. “Estoy buscando al limón de mi tequila. A la que me sacará de Tinder. Al menos, a mi próxima exnovia. ¿Qué dices?”.

Foto: Pixabay

El Covid-19 hizo lo que ninguna campaña de mercadotecnia podría haber logrado. Millones de amantes aprovechando la tecnología para buscar, y encontrar, todo tipo de consuelo ya disponibles desde hace tiempo: aplicaciones de ligue, videollamadas, sexting, pornografía en tiempo real y tantas novedades en juguetes eróticos que llegan por mensajería con total discreción.

Las apps que más se usan para ligar son Whatsapp, Facebook, Instagram y Messenger, con datos comprobados por The Competitive Intelligence Unit (The CIU). Y es que cuando alguien te empieza a dar “like” a todo, pues, ya sabes que algo quiere.

Recién en febrero de 2019 —cuando ni te imaginabas que el canal de sexo explícito Pornhub iba a ser gratuito durante los meses de confinamiento—, The CIU publicó su informe “Love is in the web”. Ahí, se advierte que Mark Zuckerberg podría “jubilar a Cupido”, ya que 58.2% de los internautas utilizan WhatsApp para “romancear”, seguido de Facebook con 53.6%, Instagram con 41.8% y Messenger con 26.6%. “¡Todos estos servicios bajo el mando de Zuckerberg!”, escribió Ernesto Piedras, director de The CIU.

Esa misma agencia de consultoría en mercadotecnia publicó “Eros versus Cupido en la Red: Amor en tiempos de las Telecom 2019”, en el que explica que estas redes son modelos de negocio que buscan aprovechar el que 80.2 millones de mexicanos están conectados permanentemente a internet a través de un teléfono inteligente. Tantas cifras, ser un número más y saber que solo somos un segmento de mercado baja la libido. Sin embargo, es importante que sepas que el mercado del romance en línea lleva una tendencia a la alza. En 2019, 35.5% de los internautas mexicanos había descargado una de estas app. En lo que va de 2020, al menos, 20% más lo han hecho.

INVERTIR EN EL AMOR

“¿Qué me molestaría de ti? Que te pongas controladora y berrinchuda”. “Soy casado”. “Estoy todo el día en el trabajo, así que no me gusta que me pregunten del trabajo”. “Estas plataformas son muy complicadas para comunicarse, dame tu teléfono”. “¿Dónde vives?”.

Las frases son tan variadas como usuarios hay en esas aplicaciones. Son tantas como podrías encontrar en cualquier otro lugar donde se acostumbraba ligar: el gym, el antro, un restaurante, la oficina, la escuela…

Quizá ahora ya no tendrías que quitarte el anillo y será mejor que pruebes una plataforma para infieles. Si quieres el “vivieron felices por siempre”, hay una opción para ti. Si quieres sexo casual, ya sabes que existe una app donde sus usuarios incluso suben fotos que no dejan nada a la imaginación.

Entrar a las apps de ligue es como ir a esa fiesta de la que tanto te han hablado y, una vez que ya entraste, tú decides si te quedas o no. Notarás que hay otros tantos como tú y que los mensajes más frecuentes son los de “soy nuevo en esto” o “¿cómo va tu confinamiento?”

Al igual que has aprendido a cuidarte en otras redes sociales, en éstas será lo mismo. Si el perfil de quien te ha contactado no tiene una foto real o, peor aún, ni siquiera tiene foto, obvio, no le vas a dar tu teléfono ni lo vas a invitar a tu casa.

De hecho, todas las aplicaciones tienen advertencias de seguridad para el manejo de tu información. Por ejemplo, que no subas fotografías en las que aparezcan niños o evitar compartir número telefónico, correo electrónico y datos bancarios. Sin embargo, hay quienes lo hacen.

Lo que sucede es que quienes se dedican al sexoservicio también suben sus perfiles y utilizan estas herramientas para contactar clientes. Así que también te encontrarás leyendas como: “Si eres escort, no te ofendas, respeto la profesión, pero no me contactes. Yo sí busco una relación bonita”.

Estas aplicaciones también han sido cuestionadas por fomentar conductas que promueven el sexo sin protección, por lo que han tenido que incluir secciones sobre salud sexual, como parte de sus “recomendaciones de seguridad” para concretar un encuentro. A esos consejos se suman: encontrarse con el posible amante en lugares públicos, avisar a algún amigo de confianza que se acudirá a la cita y, en caso de que algo sea sospechoso, retirarse del lugar y reportarlo en la app.

En los últimos 25 años, con el uso de estas apps ha pasado de todo. Incluidos asesinatos, como los casos en Estados Unidos, en los que las víctimas habían sido contactadas vía Grindr, una oferta especializada en el mercado homosexual, bi y trans. No te asustes. El mundo virtual no es tan distinto a lo que pasa en la calle. Solo debes aprender a utilizar estos recursos tecnológicos que también tienen historias con final feliz.

El Covid-19 aceleró la revolución de la conexión digital que Match.com inició, en 1995, con su oferta para encontrar el amor en Internet. La geolocalización abrió la posibilidad de enlazarte con un amante potencial que te distrajera de la rutina matrimonial o con el chico gay más cercano. Sin embargo, la pandemia las ha obligado a robustecer sus funciones de videollamada o a habilitarlas próximamente.

A partir de la última semana de abril, en Bumble —que prefiere ser considerada una app de “networking” y no de ligue—, se duplicaron las videollamadas que, en promedio, duran 26 minutos. De hecho, en el Reino Unido, 1 de cada 3 usuarios respondieron que continuarán utilizando las teleconversaciones como un paso previo a concretar un encuentro en persona.

Melissa Oullette, directora de Bumble México, responde vía correo electrónico que el crecimiento que han tenido en las tres modalidades con las que cuentan —relacionamiento sentimental, búsqueda de amigos o bolsa de trabajo— ha sido exponencial. “Las personas buscan conectar desde sus casas no sólo a nivel romántico”, anotó.

Bumble se considera a sí misma como una app feminista que busca “ser parte del esfuerzo por terminar con la misoginia y reescribir las reglas anticuadas de los roles de género”.

Whitney Wolfe Herd, cofundadora de Tinder, salió de la app estadounidense que ha ganado fama por conectar sexo casual, luego de que sufriera acoso sexual de su jefe y exnovio Justin Mateen. Tras un periodo de depresión, ella creó Bumble que, hoy por hoy, es la principal competencia de las apps con las que cuenta Match Group, incluida Tinder. Pero esos son chismes de negocios.

Match Group es operador de OkCupid, PlentyOfFish, Tinder, Hinge y Match.com. Al escribir este texto, en junio de 2020, cada acción de ese grupo se cotizaba en 99 dólares, eso es el doble de lo que cotizaba tres meses atrás.

Irene Flores, editora de contenidos y educación financiera de Coru.com, explica que las aplicaciones para entablar amistades o encontrar pareja “están pasando por una gran racha”. Sin embargo, cuando se termine la pandemia, ese boom bajará o se estabilizará. De hecho, en 2015, Tinder debutó con una valoración de 15.20 dólares. En estos momentos, los títulos superan los 71.3 dólares, es decir, en apenas cinco años, su valor casi se ha cuadruplicado.

Si sospechas que mejor quieres invertirle a la Bolsa y no al amor, Irene advierte que las acciones de las apps de romanceo caerán entre 20 y 30%, pero se recuperan con el tiempo.

SEXO PARA NO ESTALLAR

La infidelidad siempre ha existido, sólo que ahora con las aplicaciones para infieles ya la podemos medir. Los que más saben sobre cómo afecta la tecnología a nuestras vidas en tiempos de coronavirus son precisamente las apps, porque el tener a tanta gente conectada a través del celular o un dispositivo les permite analizar el comportamiento de sus usuarios.

En el mercado, las aplicaciones para infieles fueron pioneras en el aprovechamiento de la tecnología para conectar usuarios con un objetivo común: tener una aventura.

Lo que resulta bastante interesante es que, para una app de esta naturaleza como Ashley Madison, los 2.2 millones de mexicanos inscritos en su aplicación hacen que seamos su quinto mercado más importante a nivel internacional, detrás de EU, Brasil, Canadá y Reino

Unido. Sus usuarios rondan los 30 años, en promedio, 9 de cada 10 están casados o en una relación estable y su nivel educativo y su salario suelen estar por arriba de la media nacional.

Una pareja se besa en medio de la contingencia por el Covid-19 en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago, Chile / REUTERS

En relación con las encuestas que han aplicado durante la emergencia sanitaria, resulta que 6 de cada 10 mujeres encuestadas aseguraron que tener una aventura les permitió aguantar mejor el confinamiento. En cambio, para los hombres, 6 de cada 10 respondieron que ni eso les hizo más llevadero el encierro.

Las mexicanas también han sido más atrevidas, pues 4 de cada 10 se saltó las normas de confinamiento para ver a sus amantes. En cambio, los hombres solo fueron 2 de cada 10. Además, ellas optaron por tener sexo vía videollamada —al menos 3 de cada 10 mujeres ya lo hacen, de acuerdo con los sondeos de esa app canadiense para infieles.

Christoph Kraemer, director para Europa de Ashley Madison, comenta que la pandemia ha puesto las relaciones de pareja a prueba. La entrevista es por video conferencia, vive en Alemania y dice que las situaciones de crisis son más llevaderas cuando se tiene una relación estable y fuerte. “Si la relación no ha sido muy buena, buscas en otra parte lo que no tienes en casa”, dice.

En los meses de confinamiento, la app canadiense descubrió que, entre sus usuarios, los beneficios de tener una aventura cambiaron: 34% buscaba tener algo con qué ilusionarse; 23%, tener una buena distracción de la rutina diaria; 14%, tener alguien con quién hablar porque la comunicación con la pareja no funciona; 13%, tener sensación de normalidad y 10%, mantener la libido.

“Un posible efecto del confinamiento es que el porcentaje de usuarios que dicen buscar algo a corto plazo ha bajado -22%, mientras que el porcentaje de los que dicen buscar una ciber-aventura aumentó +17%, desde el inicio de la cuarentena”, explica Christoph.

En abril, cuando recién empezaba el confinamiento, preguntaron cuáles eran los malos hábitos que identificaban en su pareja. Estar demasiado tiempo en el celular y que la pareja no contribuía con el cuidado de los hijos y la limpieza de la casa fueron las principales quejas. Otro dato: 6 de cada 10 entrevistados intentaron resolver junto con sus parejas esas diferencias, pero no lo lograron.

¡EN INTERNET SÍ LIGO!

El cerebro es el órgano sexual más importante y la piel, el más grande. Sin embargo, el coronavirus ha puesto en un predicamento el contacto cuerpo a cuerpo. Ya otros virus han retado las relaciones sexuales, pero el condón y las prácticas eróticas que suman besos y caricias son garantía de “buen sexo”.

El SARS-CoV-2 parece que también nos ha dejado sin los besos. Sin la cercanía física. Sentir al otro. Así que el cerebro busca entre todas sus conexiones neuronales cómo compensar eso que ahora la piel no le puede dar.

Así como ocurre con el “like” en los post de Facebook —que son un chispazo de dopamina que te hace sentir bien—, algo similar pasa cuando entras a la plataforma de ligue de tu preferencia y encuentras que, en menos de una hora, tienes más de 100 vistas a tu perfil nuevo y varios “flechazos”. Eso te hace sentir súper galán. No te hagas. Crees que eres la mujer más sexy. Cuando estás ligando por la app, tu cerebro está a cargo. No dará datos personales. Cuidará cada palabra escrita para averiguar más sobre el otro. Soltará una frase traviesa. Mandará una foto y se excitará con las imágenes que reciba del otro. Sentirás ese hormigueo entre las piernas, el cambio en la respiración y esas ganas locas de sentir un orgasmo.

¿Cómo se adaptará nuestro cerebro para encontrar el placer sexual, si el contacto físico está limitado? Ariadne Hernández Sánchez, directora del Grupo Interdisciplinario en Neurociencias y Arte, arriesga una primera hipótesis.

“A nuestro cerebro le gusta compensar. Cuando no tienes algo que necesitas, vas a buscar compensarlo, a veces, de forma positiva, pero también de forma negativa como ocurre con el abuso de las sustancias o el alcohol. Antes, con el uso excesivo de la tecnología, la gente decía: ‘Nadie me entiende’, entonces lo compensaba con el tiempo en la computadora o el videojuego. Ahora eso se va a convertir en parte de nuestra vida cotidiana”, dice, quien también colabora con el grupo de especialistas de la salud mental ROME Psiquiatría Integral.

“Este contacto físico podría ser sustituido por la imaginación que va a jugar un papel muy importante”, comenta Ariadne. Es decir, ahora será obligado usar la tecnología de manera racional y aprovechar la imaginación para experimentar sensaciones relacionadas con la interacción del otro.

“Lo que caracteriza una conducta adecuada o socialmente aceptada, depende en cierta medida del contexto en la que esta se realiza. El uso prolongado de la tecnología, de las redes sociales, de hábitos excesivos de autocuidado, que habitualmente podrían ser vistos como patológicos, podrían bien justificarse y abordarse desde el contexto de esta nueva normalidad”, explica.

Es decir, antes del coronavirus, el lavado constante de manos podía percibirse como un trastorno, pero ahora es necesario. Si, antes, buscar sexo en una videollamada podía considerarse como un desorden, ahora no lo será más.



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