Muchas momias son parte de exhibiciones para museos de diversos países, incluso México tiene una gran colección en Guanajuato, pero quienes las visitan no pueden acercarse demasiado a ellas, mucho menos tocarlas y olerlas.
Pero aunque su aspecto es lo que más le interesa a la gente, los científicos prefieren descubrir cuál es su olor y aunque los ingredientes del bálsamo que utilizaban los egipcios ha sido un tema de debate, ahora podemos saber algunos detalles.
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Para lograr conocer el “aroma de la vida eterna”, como le llaman los estudiosos, fueron necesarias complejas investigaciones. Una de ellas se hizo con Senetnay, una noble cuyos restos se descubrieron en el Valle de los Reyes de Egipto, en el año 1900.
En el estudio publicado en Scientific Reports se explican las características de esta momia, entre ellas los ingredientes clave en el bálsamo que se utilizó hace 3 mil 500 años para conservar los restos de Senetnay.
"La presencia de una gama tan amplia de ingredientes, incluidas sustancias exóticas como el dammar o la resina del árbol de la Pistacia, indica que se utilizaron materiales extremadamente raros y caros para su embalsamamiento. Esto apunta al estatus excepcional de Senetnay en la sociedad", explicó Barbara Huber, investigadora del Instituto Max Planck de Geoantropología en Alemania.
¿A qué huele la momia llamada Senetnay?
La mujer fue la nodriza del hijo y heredero tan esperado del faraón Tutmosis III, por ello, para conservar sus restos que se colocaron en jarrones, se utilizaron los mejores materiales, entre ellos cera de abejas, aceites vegetales y resinas de árboles.
Para darnos una idea del olor que tiene una momia como esta nos podemos basar en dos ingredientes que también se encontraron: cumarina y el ácido benzoico. La primera tiene un aroma parecido al de la vainilla y ácido benzoico se encuentra en resinas y gomas de árboles y arbustos.
Finalmente, para crear una fragancia réplica del bálsamo trabajaron con la perfumista francesa Carole Calvez y la museóloga sensorial Sofia Collette Ehrich, quienes después de meses de trabajo, lo consiguieron.
"La primera vez que me encontré con el aroma, fue una experiencia profunda y casi irreal", describió Huber tras oler por primera vez el resultado.
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Ahora, el equipo plantea usar el aroma en las exposiciones. Al integrarlo le darían una experiencia única a los visitantes de museos que quieran conocer el aroma de la vida eterna.