Muchas personas tomaron la decisión de dejar cualquier otra bebida y solo consumir agua natural. Esto genera que las distintas marcas de agua embotellada sepan distinto, como la marca Bonafont, la cual a mucha gente le sabe feo, pero ¿por qué? ¿A qué se debe? Te explicamos por qué el agua embotellada tiene ese mal ‘sabor’.
Martin Riese se califica como el sommelier de agua más experimentado en California, Estados Unidos. Este asegura poder notar las diferencias mínimas entre tipos de agua que a simple vista son idénticas.
"Sí, todo es H2O, pero hay un perfil de sabor para cada una, y está definido por la región donde se hizo la 'manufactura', el proceso de la mezcla y las sustancias".
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Resulta que la diferencia entre marcas está en la cantidad de minerales o de oxígeno. No es que las compañías corrompan del todo la pureza del agua, es sólo que en ocasiones agregan algunos elementos "nutricionales" o simplemente complementan el sabor.
¿Por qué Bonafont sabe ‘feo’?
La reciente sequía y falta de agua que existe en Nuevo León, ha causado que los ciudadanos recurran a comprar todas las botellas de agua en el mercado, a excepción de una marca: Bonafont.
¿La razón? Según publicaciones en redes sociales el agua embotellada de esta marca en específico tiene un sabor raro o feo. Otras personas acusan a que los procesos que utiliza la empresa son deshonestos y dejan una huella ambiental considerable, por lo que se trata de un boicot.
¿Por qué el agua de la llave y embotellada sabe distinto?
En líneas generales, hay dos tipos de personas: quienes beben agua del grifo y los que prefieren la embotellada. Los que consideran una pérdida de dinero comprar agua en el supermercado, y también aquellos que tachan la del grifo de estar ‘llena de arsénico’ y otros materiales.
Primero de todo hay que saber que, tal como cuenta Beatriz Robles, experta en seguridad alimentaria, hay dos tipos de aguas embotelladas: agua mineral natural y agua de manantial.
El agua mineral natural tiene una procedencia subterránea y tienen que pasar un proceso administrativo y ambiental, entre otros. Son aguas puras de origen. Estas aguas deben llegar al consumidor con las mismas propiedades que en la naturaleza, por lo que en ningún caso son tratadas.
Las aguas manantiales son las de origen subterráneo que emergen espontáneamente en la superficie de la tierra o se captan mediante labores practicadas al efecto, con las características naturales de pureza que permiten su consumo; peculiaridades que se conservan intactas.
La cantidad de minerales y químicos que tenga el agua determina el sabor.
“La dureza viene determinada por su contenido en calcio y magnesio y no tiene nada que ver con la calidad del agua, pero sí con el sabor. Cuanto más dura sea el agua más se puede apreciar cierto sabor debido a las propias sales minerales” dice Luis Riera director de Consultoría en Seguridad Alimentaria.
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“La composición de las aguas es variable y tienen distintos minerales que pueden aportar sabor. También afecta el cloro que se añade en la potabilización, pero esto no afecta a las aguas embotelladas de las que estamos hablando, porque no pueden someterse a tratamientos de desinfección” concluye Beatriz Robles, experta en seguridad alimentaria.
Nota publicada en El Sol de La Laguna